El informe elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión social ha determinado que el desempleo es el principal desencadenante de alcanzar la situación de pobreza y exclusión según la tasa Arope (en castellano, ?en riesgo de pobreza y/o exclusión?).
En la provincia de Salamanca, cerca del 31% se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión, lo que en la provincia de Salamanca supone cerca de 172.000 habitantes. Además, ese porcentaje, similar al de España (30,8%), es superior a la media europea.
La mayoría de estas personas en edad laboral que se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión y que accederían a tal condición cumplirían una serie de requisitos, advertidos siempre por las autoridades, pero a los que no se le consigue dar ayuda para evitar que caigan en tal desgracia.
Estos serían, habitualmente, mayores de 45 años que perdieron su empleo (y que, por tanto, corren el riesgo de convertirse en parados de larga duración, ya que se retiran del mercado ante la falta de expectativas profesionales, especialmente en el caso de las mujeres) y personas discapacitadas.
Precisamente, muchos de los desempleados adquieren esa condición al encontrarse previamente trabajando en una situación de irregularidad (con lo que tampoco tienen acceso al sistema de ayudas financieros capacitado por el Estado) o que trabajaban en sectores donde la falta de trabajo es una constante y no tienen la capacidad para acceder a otra rama. Todo ello da lugar a una precariedad e inactividad que se convierten en los indiscutibles factores que subyacen detrás de todas las situaciones de pobreza y exclusión.
El empleo, factor de inclusión social y salud
Una encuesta realizada por la Fundación Adecco a 200 personas en desempleo y riesgo de exclusión (por atravesar grandes dificultades económicas), y que recientemente han encontrado una ocupación, revela que el empleo es un factor determinante para superar estas situaciones.
Así, si el 64% de los encuestados manifestaba grandes dificultades para llegar a fin de mes cuando no tenía trabajo, sólo el 25% lo hace una vez encuentra una ocupación.
En esta línea, y según la presente encuesta, el empleo tiene otros efectos en la vida de las personas en riesgo de exclusión: un 60% admite que puede hacer frente a gastos que antes no podía permitirse y que ha incrementado su consumo en actividades de ocio y entretenimiento.
Sin embargo, el empleo no sólo impacta en el bolsillo, también en otras esferas vitales: un 52% destaca cómo éste ha mejorado sus relaciones familiares y un 75% declara haber incrementado sus relaciones sociales. Asimismo, un 85% destaca que el empleo le hace sentirse más libre y completo y un 90% lo asocia con la mejora de su autoestima y salud emocional.
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