Los ancestrales hamarrachos toman Navalacruz

Esta fiesta tiene lugar el sábado de Carnaval, pero en esta ocasión y por el mal tiempo se decidió retrasar la celebración una semana

 Avila
Avila

A pesar de que ha comenzado la Cuaresma, los ancestrales hamarrachos han celebrado su particular ritual por las calles y las afueras de Navalacruz en una recuperada tradición.

Esta fiesta tiene lugar el sábado de Carnaval, pero en esta ocasión y por el mal tiempo se decidió retrasar la celebración una semana. El sábado por la mañana se inició la fiesta con los quintos y quintas recogiendo viandas por las casas del pueblo paseando los muñecos que luego se quemarán, acompañados de la música de Los Tolinas.

Lo más “espectacular”, según Senén Fernández, de la Asociación Cantobolero, y uno de los promotores de la fiesta, ha tenido lugar por la tarde con los personajes de la vaquilla, el vaquero, el alcalde de Carnaval, los carátulas, las quintas los niños vestidos de tela de saco y los harramachos con sus cencerros. Eso sí, antes de recibir permiso desde el balcón del Ayuntamiento, recordando lo que antaño era “a puerta cerrada, cuando el Carnaval estaba prohibido”.

Con máscaras en el rostro, los harramachos visten, unos, con sartales de agallones de roble, mientras que otros van cubiertos de pieles de animales, y otros portan un mono de arpillera con heno en su interior. Y es que la vaquilla le embiste para que salte la paje como si de sus tripas se tratase.

La comitiva ha cruzado el pueblo para llegar a El Pico, la parte alta de la localidad, donde se ha toreado a la vaquilla en “ritos relacionados con la fertilidad y con ahuyentar la oscuridad del invierno” con escenas como la vaquilla levantando las faldas a las mujeres.

Luego se ha bajado para hacer el salto del río, ya que todos cruzan el cauce por el puente salvo el alcalde del Carnaval, que ha saltado con ayuda de su vara. Después han llegado hasta la plaza del pueblo donde en una hoguera se han quemado los peleles, muñecos que representan a un hombre y a una mujer, y se ha matado a la vaca no sin antes intentar ordeñarla.

Para el domingo quedan los vestidos de fiestas con sombreros y escarapelas, con asistencia a misa y después la ‘comilona’ donde con todo el pueblo los alimentos recogidos el día anterior.

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