¿Qué opinan los jóvenes sobre la Semana Santa?

Diversidad de opiniones en torno a una de las semanas más importantes de Salamanca. La mayoría coincide en el arraigo de la Semana Santa

 SEMANA SANTA 2017 - Jesús Flagelado
SEMANA SANTA 2017 - Jesús Flagelado

En España, la Semana Santa se festeja con gran emoción y pasión, a través de la salida a la calle de procesiones organizadas por hermandades o cofradías, influidas por la tradición y vinculadas a las costumbres de cada lugar. La gente participa vivamente en estos actos, convirtiéndose las calles de las diferentes ciudades o pueblos, tanto de día como de noche, en espacios donde se mezclan la música de las bandas y el silencio, el colorido de las flores y la sobriedad, la belleza y arte de las esculturas religiosas y el esfuerzo de los cofrades, creándose de esta forma una imagen conmovedora.

En esta también denominada Semana Mayor, parte de España se transforma. Muchas personas se vuelcan para vivir con intensidad una de las fiestas con más tradición del país. Concretamente en Salamanca es una de las celebraciones más arraigadas, constituyendo el principal acontecimiento religioso de la capital charra, con sus consecuentes connotaciones culturales y turísticas. Reúne a unas 9000 personas procesionando y cuenta con casi medio centenar de pasos, por todo ello fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en 2003.

Y es que ya lo dijo Miguel de Unamuno, “Salamanca es escenario inigualable para llevar a cabo la representación de la Pasión, Muerte y Resurrección”. Es esa belleza monumental e histórica, que lleva a las cofradías y hermandades a desfilar por lugares emblemático como: La casa de las conchas, la plaza mayor, las catedrales, la clerecía… Y por supuesto, su diversidad de procesiones y estilos, todo ello enriquece la Semana Santa en esta ciudad, otorgándole un carácter especial. La variedad se debe sobre todo a que las cofradías cuando fueron creándose, cada una adoptó su propio estilo, además de contar con imágenes de un gran valor artístico y patrimonial. La Semana Mayor este año se presenta con alguna novedad, como es la incorporación de una nueva cofradía, la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad.

Pero cuando hablamos de Semana Santa también es importante destacar la influencia de esta sobre el trabajo, generará 8.065 contratos en Castilla y León en los sectores de hostelería, transporte y entretenimiento, un 6,9% más que en 2017. En el caso concreto de Salamanca serán 1.300, mientras que en Valladolid se crearán 1.700 trabajos en ese periodo y en León 1.500.

La celebración de este acontecimiento se remonta muchos años atrás, por ello puede ser interesante considerar la opinión de los jóvenes sobre la arraigada y tradicional Semana Santa, de nuevo ofrecen diferentes testimonios con puntos en común.

Jenni de 23 años expone que “a mí me gusta bastante ver las procesiones, siempre intento ir a todas las que puedo, porque además me parece que el escenario que le brinda la ciudad es inmejorable, intensifica la emoción de disfrutar de la Semana Santa. Porque sí, procesiones hay en muchas ciudades y pueblos, pero el casco histórico y monumental de Salamanca es único. A pesar de ello, respeto a los que no compartan esta opinión y también por supuesto, a los que viven este acontecimiento con profunda pasión y dedicación”.

Paula de 22 comenta que “a mí me gusta ver las procesiones aunque muy creyente tampoco soy, sin embargo entiendo tanto a los que la viven como a los que la detestan, pero es indiscutible que por lo menos en ese periodo se mueve aún más la economía de la ciudad… turistas que vienen a disfrutar de la Semana Santa y también contratos de trabajo aunque sean temporales…”.

Natalia de 23 años dice que “me parece que es una manera de sacar dinero a las personas porque estar venerando a un Dios es una tontería. Y las procesiones más de lo mismo, al fin y al cabo son gastar dinero para nada. Es cierto que algunas las voy a ver pero por acompañar a mis amigas, sin embargo podría vivir perfectamente sin Semana Santa, aunque las vacaciones sí se agradecen”.

Claudia de 24 argumenta que “yo soy católica pero sinceramente nada prácticamente… Sin embargo, la Semana Santa es algo que sí me llama la atención y me gusta verla, las procesiones me parecen muy emocionantes sobre todo por la noche con las luces de los cirios, el ambiente que se crea de recogimiento, de sentimiento, la pasión, el esfuerzo, etc. Es verdaderamente admirable para mí y sobre todo respetable”.

Sergio, de 25 años, cuenta que “aunque no soy creyente, pienso que la Semana Santa es algo más que una creencia. Tanto en España en general, como en Salamanca en particular, forma parte de la tradición, de la cultura española. Por eso pienso que se debe valorar como tal, no menospreciarla, y sencillamente al que no le guste que no la viva, pero que la respete como una tradición más”.

Darío de 24 expone que “sinceramente yo reconozco que no soy creyente pero sí que voy a algunas procesiones, y no es porque comparta nada de lo que celebran, sin embargo, la escena que representan emociona, ver a la gente, es como una especie de película… tampoco sé explicar muy bien porque voy… simplemente me gusta. Lo que no termino de entender es a las personas que procesionan sin ser verdaderamente creyentes, o sea a mí me da igual pero desde el punto de vista de los que de verdad lo viven y lo sienten, pienso que es algo ofensivo.”

Patri, por su parte, de 23 años comenta que “desde mi punto de vista una parte importante de las personas que procesionan, lo hacen simplemente por postureo, por aparentar ser devotos pero en realidad lo único que buscan es que los demás los vean, para ello raro es el cofrade que no sube alguna foto a las redes sociales, sobre todo los más jóvenes. De hecho la gente que realmente vive y se involucra en los ensayos y que de verdad son creyentes, es cada vez menos.”

Daniel de 26 años dice que “entiendo que la Semana Santa y las procesiones puedan ser un fastidio para los que no creen y sobre todo para los que no quieren verlas, porque la verdad en el centro es raro el día que no te encuentras una o te encuentras calles cortadas… sin embargo, es una tradición tan arraigada para la mayoría en esta ciudad que no se puede hacer nada, simplemente respetar, porque al final la sociedad se basa en eso, en respetarnos.”

María de 22 argumenta que “a mí personalmente me encanta vivir las procesiones en Semana Santa, disfruto mucho viendo los pasos porque algunos son tan realistas y transmiten tan bien lo que representan. Además descubrir a la gente con su devoción, a algunos cumpliendo penitencias procesionando descalzos, cargados con cruces, cadenas… es admirable, pero es admirable incluso para los que no son tan creyentes y es que solo por el esfuerzo que se tiene que hacer en una procesión, por ejemplo cargando con el paso, ya se merecen todo el respeto.”

Juan de 23 años cuenta que “yo soy católico pero no puedo decir que sea prácticante, sin embargo a la Semana Santa no falto, nunca he llegado a ir a todas las procesiones en un mismo año, aunque espero hacerlo alguna vez. De pequeño recuerdo ir a la del Domingo de Ramos con mi familia y siempre la viví y la entendí como un desfile muy bonito. Con el paso del tiempo descubrí otras, a algunas de ellas voy cada año y no me canso, nunca llego a considerarlo monótono, es más cada año las vivo como si fuera el primero.”

Sandra de 22 expone que “admiro mucho a las personas que procesionan con tanta pasión y esfuerzo, y sinceramente sin desprestigiar a ninguna, pero aún me parece más asombrosa la labor de las hermandades que están en el extrarradio, esas que quizá no están tan valoradas por no salir del mismo casco histórico, pero que sin embargo tienen que hacer un largo y duro recorrido, se me viene a la cabeza la del Arrabal y la de Pizarrales, concretamente esta última he tenido la suerte de presenciar momentos verdaderamente emocionantes, cada vez que se enfrentan a esas escaleras para sacar o guardar los pasos, esa atmósfera que se crea arropados por la gente del propio barrio incluso lloviendo, esa tensión sobre todo al volver cuando ya están cansados y siguen haciendo un profundo esfuerzo para subirlas, es indescriptible.”

En líneas generales todos ellos coinciden en la arraigada tradición de la Semana Santa no solo en Salamanca sino también en el país y en la necesidad de respetarla. Además algunos de ellos se declaran católicos no practicantes o incluso no creyentes, pero aun así reconocen que las procesiones son acontecimientos a los que suelen asistir y repetir cada año, por diferentes motivos ya sean emocionales, artísticos, etc. 

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