Los compañeros de Mª del Carmen Calvo, que fue decana de la Facultad de Derecho, la recuerdan tras su muerte

La catedrática de Derecho Procesal de la Universidad de Salamanca falleció el pasado 1 de abril

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María del Carmen Calvo Sánchez, catedrática de Derecho Procesal de la Universidad de Salamanca que fue decana de la Facultad de Derecho, falleció el pasado domingo, 1 de abril, a los 72 años de edad debido a una enfermedad degenerativa. Sus compañeros lamentan la triste noticia y recuerdan a quien fue decana de Derecho tras su muerte.

Así, Lorenzo Bujosa, catedrático de Derecho Procesal ha señalado que desde hacía un tiempo le afectaba una enfermedad degenerativa, que no había mermado en absoluto su diáfana claridad mental, pero sí su movilidad y su capacidad de comunicarse con fluidez. Tal y como ha explicado, falleció mientras dormida, acompañada de su marido y de una de sus hijas

“Siempre es pronto para morir, y más para los seres queridos. Nos dejó con sigilo; no sólo este domingo pasado, en que simplemente dejó de respirar, sino también nueve años antes, cuando dejó la vida universitaria, que había sido para ella durante largo tiempo centro de preocupaciones y de desvelos, incluso siendo decana de la Facultad de Derecho”, recuerda Bujosa.

Sobre su paso por la USAL, el catedrático asegura que “Carmina era de las personas que no se toman nada a medias, lo que afrontaba lo hacía con seriedad y rigor castellanos, pero también con la dulzura de una madre paciente”. “Así había sido su paso por la Universidad de Salamanca”, ha recalcado y ha detallado que “cuando tuvo a sus cachorros universitarios algo crecidos, sintió que tenía una deuda pendiente con su propia familia a la que quería dedicar más tiempo, y entendió que podía dejar el área de Derecho procesal en manos en las que confiaba, aunque eran en verdad muy inexpertas”.

Lorenzo Bujosa ha destacado que Carmina, como la llamaban cariñosamente, fue la primera catedrática de Derecho Procesal de la universidad española en octubre de 1987. “Su obra escrita es amplia, aunque bastante dispersa”, ha señalado y ha detallado que “en una época lamentable de divisiones y encontronazos entre los procesalistas españoles, ella -tan frágil como era en apariencia- se batió el cobre para defender a los suyos y nos dejó en herencia, entre otros regalos, un sentimiento de grupo, de escuela, en ningún momento excluyente sino abierta a todo el mundo, pero muy identificada con su actitud personal de hacer las cosas lo mejor que supiéramos y de compartir abiertamente nuestros éxitos y nuestros pesares”.

“Ahora nos queda recordarla todos los días. No será nada difícil. Para los que hemos convivido con ella tantos años sería imposible no hacerlo. Lo complicado es adaptarnos a su ausencia física, no poder ir a verla para contarle las últimas novedades y recibir sus siempre luminosos consejos. Con ella ocurría que su mera escucha nos reconfortaba y nos fortalecía. Nos hará falta; pero procuraremos sin duda honrar su memoria lo mejor que sepamos”, finaliza Bujosa. “Descanse en paz”.

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