Comprueban científicamente los beneficios de la terapia con perros en niños en tratamiento de quimioterapia

Los resultados confirman una reducción de la ansiedad, el nivel de estrés y de dolor o la frecuencia cardíaca

 Perros
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Las investigadoras del Hospital de Cáncer de Barretos- Fundación Pío XII (Brasil) Nathiana B. Silva y Flávia de Lima Osório han comprobado el impacto positivo a nivel psicológico y fisiológico de la terapia asistida por animales (TAA) en niños con cáncer que están recibiendo tratamiento de quimioterapia. Los resultados acaban de publicarse en la revista científica ‘PLOS One’.

Como explica a DiCYT Flávia de Lima Osório, el estudio surge de la experiencia previa de Nathiana B. Silva, quien ya había llevado a cabo terapia asistida por animales dirigida a niños con Síndrome de Down. Con el propósito de probar la efectividad de la intervención, la investigadora ingresó en un curso de posgrado, a través del cual se conocieron. Osório fue la orientadora de investigación en el Programa de Posgrado en Oncología del Hospital de Cáncer de Barretos, donde empezaron a planificar el proyecto.

“Comenzamos a trazar la investigación y a enfrentar los inmensos obstáculos y desafíos que presentaba, hasta que logramos elaborar un protocolo que permitía que los niños con cáncer en tratamiento quimioterápico, es decir, inmunodeprimidos, pudieran entrar en contacto con los perros terapeutas”, apunta, para lo que contaron con la ayuda del equipo de la Comisión de Infección Hospitalaria del hospital, “que no ha medido esfuerzos para ayudar en el diseño del protocolo y la seguridad del estudio”, agrega.

Las investigadoras se propusieron evaluar si la terapia asistida por animales podría tener beneficios para los niños que estaban en tratamiento frente al cáncer, en concreto, su podría ayudar a mejorar algunos aspectos psicológicos como el humor, la ansiedad, la calidad de vida y el nivel de estrés y de dolor, y también aspectos fisiológicos como la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

“Buscamos evaluar estos cambios desde el punto de vista de los niños participantes y también de sus cuidadores”, detalla Osório. Para ello, seleccionaron niños en atención ambulatoria con diagnóstico de tumores sólidos y leucemia linfoide aguda de entre 6 y 12 años. La terapia se realizó en grupo, en tres sesiones de 30 minutos cada una. Una fisioterapeuta especializada en este tipo de intervenciones se encargó de conducir a los perros, un Labrador Retriever y un Golden Retriever.

Un protocolo minucioso

Para definir qué niños podían participar en el estudio, crearon un protocolo con criterios muy detallados, lo que garantizó la seguridad de los participantes y de los animales. “La creación de este protocolo es uno de los aspectos más importantes del estudio pues podrá servir como referencia para futuros trabajos en el área e incluso para que la TAA pueda ser implantada en hospitales de oncología infantil”, asegura la investigadora.

Antes y después de la terapia, los niños y sus padres respondieron a diferentes cuestionarios, que fueron comparados, y también se midieron las variables fisiológicas de los pacientes. “Observamos que, tras la participación en el programa, los niños disminuyeron sobre todo los niveles de irritación, estrés, ansiedad y tensión. Este hallazgo positivo puede estar directamente ligado a los beneficios relacionados con la relación hombre-animal, que favorece alteraciones psicológicas y endocrinas en el ser humano”, precisa la investigadora.

Por otro lado, las investigadoras destacan la formación de vínculos y lazos emocionales con el perro durante el tratamiento de enfermedades, lo que contribuye a llenar algunos déficits experimentados por los niños en el tratamiento oncológico, muchas veces relacionados con la distancia de sus familiares, de la escuela y de las relaciones sociales. “Es importante resaltar también la distracción que la terapia ofrece, es decir, el cambio del foco de atención centrado en la enfermedad”, concluyen.

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