Aquella Vuelta del 95: El duelo de Jalabert y Olano por las calles salmantinas

El francés y el guipuzcoano protagonizaron un duelo de excepción en la primera Vuelta a España que se disputó en septiembre, hace 23 años, en dos etapas que tuvieron lugar en Salamanca y Ávila

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Entre todos los ciclistas que dejaron su huella en Salamanca con una victoria de etapa en la Vuelta Ciclista a España, sobresale por encima del resto Abraham Olano. El guipuzcoano, junto al legendario Julian Berrendero, es el único  que ha ganado dos veces en una etapa finalizada en Salamanca. Además, Olano lo hizo en dos pruebas contrarreloj, la primera en 1995 y la segunda en 1999.

Pero aquella edición de 1995 permanece en la retina de muchos seguidores salmantinos del ciclismo. Fue la primera que se celebró en el mes de septiembre, después del cambio de fechas; y permitió al gran público conocer a dos corredores revelaciones en carreras de tres semanas: el primero el ya citado Olano, ciclista del equipo Mapei. El segundo, un francés llamado Laurent Jalabert, del equipo de la ONCE. Y eso que fue un año —pese a que Indurain rechazó competir— en el que participaron en la Vuelta ilustres como Pantani, Virenque, Bruyneel, Riis, Zülle, un joven Ullrich, Melchor Mauri...

La Vuelta del 95 se decantó del lado del francés, aunque antes se decidió en las provincias de Salamanca y Ávila en las etapas 7ª y 8ª, ya que la distancia que logró Jalabert en la llegada a Ávila fue insalvable para Olano. La primera cita fue el 9 de septiembre de 1995 en una contrarreloj de 41 kilómetros que discurrió por la capital salmantina, Villamayor, Almenara de Tormes, Pino de Tormes, regreso a Villamayor y de allí a la línea de meta ubicada en Federico Anaya. Tanto Jalabert como Olano habían salido bien parados un día antes de una intoxicación por una salsa bolognesa en mal estado que afectó a unos 40 corredores —entre ellos Alex Zülle—  y había convertido la etapa inmediatamente anterior, entre Orense y Zamora, en un calvario.

Así, Olano llegaba a la prueba del tiempo como favorito. "Hoy gana y se pone de amarillo", decían en el Mapei. El guipuzcoano hizo lo que esperaban de él. Salió en tromba, motivado por la euforia de su equipo, pero cuando mejor se encontraba, en el kilómetro 18 y poco antes de Pino de Tormes, se fue al suelo. Sin embargo, en una carrera memorable, logró reponerse y pese a las magulladuras, obtuvo el mejor tiempo de la etapa. 

Pero no fue suficiente para tumbar a Jalabert. El francés entró a 23 segundos y mantuvo el maillot oro. Gredos esperaba al día siguiente y, tras la salida en Salamanca, la etapa del lluvioso lunes 10 de septiembre de 1995 fue otro cantar, ya que entró el juego el factor equipo. Y es que el ONCE era mucho más que el Mapei. "Primero, aislaron al enemigo, Abraham Olano; luego, como matones superiores, se dedicaron a golpearle desde todos los lados, cuatro contra uno. Abusaron de su superioridad. Hasta que Olano dijo basta. Fue cuando Jalabert, subiendo ya Serranillos, dijo adiós. Con una facilidad exasperante, el francés se fue solo", decía la crónica de El País del día siguiente. Olano se quedó solo, sin gregarios que tiraran del carro. Pese a que era sólo la octava etapa, Jalabert no tuvo problemas para mantener el maillot de líder hasta Madrid.

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