Crimen y castigo en Salamanca: El asesinato del joven que trece años antes mató a su novia

Un frío viernes de febrero de 1986, el cadáver de un hombre de 32 años fue encontrado con nueve impactos de bala en un descampado situado junto al Hospital Clínico. La investigación descubrió pronto que aquel joven había matado en 1973 a su novia, que sólo tenía 15 años, en la antigua finca El Marín

 Salamanca, 1986
Salamanca, 1986

El año 1986 fue el del ingreso de España en la Comunidad Económica Europea; el año en que murió Enrique Tierno Galván, se produjo el desastre de Chernóbil y se celebró el referéndum sobre la permanencia en la OTAN. También fue el año en que el Partido Socialista renovó su mayoría parlamentaria; ETA asesinó a Yoyes, exmilitante de la banda terrorista; y Barcelona fue asignada como sede olímpica.

A nivel local, la Universidad de Salamanca recibió el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, y en una ciudad que contaba con casi 153.000 habitantes —8.500 personas más que ahora— se celebró en septiembre y en plena Plaza Mayor un gran evento musical, organizado por Radiocadena Española y que contó con una treintena de emergentes grupos musicales, como los madrileños Las Ruedas o el por entonces desconocido cuarteto zaragozano llamado Héroes del Silencio. La banda inglesa de synth pop Talk Talk fue la encargada de cerrar un festival que se recuerda con nostalgia en la ciudad.

Aquel 1986, concretamente un frío viernes 7 de febrero, el cadáver de un joven de 32 años, Miguel Ángel Marcos Prieto, fue encontrado con nueve disparos en un descampado situado detrás del Hospital Clínico. Pronto se supo que el joven fallecido era el mismo que trece años antes había asesinado a una chica de 15 años, de nombre Mercedes Gómez Calvo, en la antigua finca El Marín, en un paraje situado junto al cementerio. 

El Crimen de El Marín

El 31 de marzo 1973, Mercedes y Miguel Ángel acudieron a las inmediaciones de la citada finca a la una de la tarde, y allí, en una choza de piedras, el joven, de 19 años acabó con la vida de su novia descerrajándole dos disparos de escopeta. El asesino fue localizado dos horas después de haber cometido el crimen por una pareja de Guardias Civiles y los dueños de la finca, Tomás y Victoriano Calvo, que descubrieron previamente el cuerpo de la joven. La edición de ABC del 3 de abril de 1973 publicó lo ocurrido.

ABC

Según recogió El País del 16 de febrero de 1986, Mercedes Gómez Calvo estudiaba cuarto de bachillerato en las Esclavas del paseo del Rollo. Formaba parte de la directiva de la Casa de la Juventud de Salamanca y 24 horas antes había propuesto convocar allí una conferencia sobre delincuencia juvenil. Su entierro congregó a centenares de escolares salmantinos, que desfilaron mudos ante los padres de Mercedes, Eloy Gómez Alonso y Piedad Calvo. "Ataúd blanco y seis coronas de flores, entre la nebulosa de un dolor profundo".

Miguel Ángel Marcos, que preparaba su ingreso en la Academia Militar de Zaragoza, fue juzgado el 28 de febrero y el 1 de marzo de 1974. El juez le impuso una condena de 28 años de prisión que posteriormente el Tribunal Supremo transformó en una pena de muerte. Un Consejo de Ministros conmutó, en 1975, la pena máxima por la de 28 años de reclusión.  

Muerto el dictador, en 1978 el joven gozó de su primer permiso penitenciario y volvió a Salamanca. En la ciudad, acudió al cementerio y pintó la tumba de Mercedes Gómez de color rojo. Además, una denuncia ante la policía indicó que Miguel Ángel había forcejeado en el camposanto con una mujer joven, dándose a la fuga después.

En 1979, un informe médico recomendó que no se le concediera el tercer grado, documento que también recogió El País. "El electroencefalograma detecta la presencia de un sufrimiento cerebral difuso. Posee un carácter enigmático, silencioso y sombrío. No se mezcla con nadie. Experimenta impulsos que no es capaz de controlar debido a una causa patológica (...) Su personalidad es paranoica y esquizoide. Su capacidad criminal es muy alta. Creemos que no es responsable en conciencia del delito por el que está condenado. Su paranoidismo resulta moralmente envolvente, y sus delirios le causan una culpabilidad que no comprende".

En 1985 sale de prisión y trata de rehacer su vida. Se apunta a las clases de conducir y prepara las oposiciones para ser funcionario de la Seguridad Social. El 7 de febrero de 1986, su cuerpo sin vida es hallado junto al Tormes.

Crimen, ¿y castigo?

Dos horas después de encontrarse el cadáver, el industrial Eloy Gómez, guardia civil retirado, fue detenido. Eloy, de 61 años, era el padre de Mercedes, la joven a la que Miguel Ángel asesinó en 1973. Se le encontró una pistola marca Star, calibre 9 milímetros corto, para la cual contaba con una licencia, con una bala en la recámara y cuatro más en el cargador. Las balas, cargadas todas en 1976, eran de la misma marca, Santa Bárbara, que los casquillos hallados por la policía junto al cadáver de Miguel Ángel. Se le encontró también, en un bolsillo, otro cargador del mismo calibre, vacío pero inservible para la pistola que portaba. Nadie creyó, tras su arresto, que aquel hombre que había perdido a una hija tan pequeña pudiera haber pergeñado, en silencio y durante más de una década, una venganza de tal calibre. 

En la documentación y hemeroteca disponible en Internet, el caso se pierde con el arresto de Eloy. Sin embargo, SALAMANCA24HORAS se ha puesto en contacto, 32 años después, con la abogada del joven asesinado. Desde su casa de Almería y en conversación telefónica, Soledad Manso, ya retirada de la abogacía, hace memoria tras volver a escuchar el nombre de Miguel Ángel Marcos Prieto.

"Recuerdo lo que pasó y que el caso fue muy seguido en los medios de comunicación de entonces. Eloy Gómez fue exculpado y no se pudo probar quién había matado a Miguel Ángel. Creo que fue un asunto relacionado con algunos problemas que había tenido en prisión", explica Manso. Lamentablemente, el abogado de Eloy Gómez, Manuel Calvo Úbeda, falleció hace unos días, el pasado 20 de septiembre.

Al menos en marzo de 1986, sólo 500 pasos separaban las lápidas de Miguel Ángel y Mercedes en el cementerio de Salamanca.


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