“El alcoholismo no se cura, sí se rehabilita, es una enfermedad crónica”

Alrededor de 800 personas acuden a pedir ayuda cada año a la Unidad de Tratamiento Ambulatorio de Alcoholismo (UTA) en Salamanca, de los cuales se hace seguimiento a unos 200. Alrededor del 75-80% consiguen rehabilitarse

 Chupitos alcohol
Chupitos alcohol

En el Día Mundial Sin Alcohol además de recordar a aquellos que libran su lucha día a día para combatir la enfermedad del alcoholismo, resulta imprescindible destacar la labor de aquellas organizaciones que ayudan a los enfermos con la batalla.

Es el caso de la Unidad de Tratamiento Ambulatorio de Alcoholismo (UTA) o de la asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca (ARSA), quienes atienden a las personas que acuden pidiendo ayuda, conscientes de su problema. En Salamanca, en concreto, alrededor de 800 personas piden ayuda al año, de las que se hace seguimiento de unas 200. En torno al 75-80% consiguen rehabilitarse. Ese seguimiento se hace a través de los médicos de psiquiatría y psicología de la UTA y de la asociación.

Aquellos que se decidan a acudir, según el presidente de ARSA, Antonio Cruz, deben ser empujados por sus familiares: “el enfermo por sí solo es muy difícil que venga”. Así, cuando finalmente lo hacen, lo primero y fundamental es informarse y entrar en contacto con otras personas que hayan superado la enfermedad: “tienen que ver que es una enfermedad de la que se puede salir y tienen que aprender de ella”.

Así, deben ser conscientes de los problemas que acarrea, que en algunas situaciones llegan a la destrucción de la familia, a roturas matrimoniales o pérdidas de trabajo. Tal y como califica el presidente de ARSA, “hay un destrozo de la vida social”. También repercute, cómo no, a nivel físico y mental, llegando la destrucción a provocar accidentes y agresiones.

Por eso, a pesar de que no hay una curación definitiva, sí se puede rehabilitar: “El alcoholismo es una enfermedad crónica de por vida, con no beber alcohol está rehabilitado”. En este punto, los familiares toman una importancia vital, no solo para animar al enfermo a pedir ayuda. Los familiares también acuden a las terapias, según Antonio Cruz, porque si al explicar su caso el enfermo miente, el familiar lo sabrá. Asimismo, también aprenden que es una enfermedad y cómo llevarla para que el afectado salga antes.

Desde ARSA llevan a cabo varias actividades para ayudar a los enfermos. Actividades que incluyen clases de informática, talleres de manualidades, televisión o libros, entre otras. Pero entre sus iniciativas destacan las tres terapias semanales, los lunes, martes y jueves. Allí además del tratamiento por parte de doctores especializados, también los enfermos hablan entre ellos para dar consejos.

Además, no solo cuentan con el apoyo de la UTA, sino que varias instituciones hacen sus propias aportaciones. Es el caso del Ayuntamiento, que cada año concede una subvención; o de la Diputación, que cedió el local de por vida; la Junta de Castilla y León, por su parte, da una subvención para contratar a una trabajadora social. Eso sí, a pesar de agradecer todo el apoyo, Antonio Cruz asegura que les gustaría contar con más medios para dar la causa a conocer.

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