La Policía Nacional de Burgos detectó en el mes de noviembre un aumento inusual en el número de denuncias presentadas por la sustracción al descuido de dispositivos de telefonía móvil en establecimientos comerciales, ilícitos penales no habituales en esta ciudad.
En todos los hechos denunciados existía un mismo patrón común, la sustracción de terminales de telefonía móvil en establecimientos comerciales en horario de apertura al público, encontrándose en casi todos los hechos una sola persona en el comercio, entrando en unas ocasiones un hombre y en otras una mujer, los cuales accedían a distintos establecimientos de la ciudad portando un papel en la mano, dirigiéndose a los empleados en idioma extranjero y usando diversas maniobras de distracción, sustraían los teléfonos móviles que se encontraban sobre mesas o mostradores, para seguidamente abandonar apresuradamente el lugar.
El modus operandi de estas personas era llevar un papel con palabras escritas en algún idioma distinto al castellano para que se hiciera imposible su comprensión y poder crear confusión a la víctima, dejándolo encima del móvil que se encuentra apoyado sobre una mesa o mostrador. Cuando el delincuente ya ha importunado lo suficiente, recoge los papeles realizando una maniobra y dejando el terminal bajo ellos, llevándose tanto sus papeles como el teléfono. Normalmente para evitar ser descubiertos suele haber otra persona en las inmediaciones realizando labores de vigilancia y cobertura.
Estos individuos identificados hacen del hurto su "modus vivendi", teniendo numerosos antecedentes por hechos de similar naturaleza, y requisitorias tanto judiciales como policiales, la mayoría de ellos en la Comunidad de Madrid, si bien últimamente se han desplazado a otras ciudades cercanas como Burgos y anteriormente Valladolid, donde cometen este tipo de hechos en los que se hace más difícil su reconocimiento ya que no son delincuentes habituales en esta ciudades.
En este tipo de delitos, los efectos sustraídos son despiezados para su venta por partes o bien distribuidos a otros países, bien al norte de África o a países del Este para evitar ser localizados en España, dificultando las investigaciones policiales.
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