​Los apicultores salmantinos se concentran por “un etiquetado claro” de la miel “que deje de decir tonterías y engañar a los consumidores”

Creen que no especificar la procedencia del producto en el etiquetado “es una gilipollez tan grande que sólo se le ocurre a la gente de Europa” y lamentan que se esté importando miel extranjera de peor calidad mientras que en la provincia hay más de 2.000 toneladas almacenadas

 Protesta de apicultores (1)
Protesta de apicultores (1)

Apicultores salmantinos se han concentrado este martes en la plaza del Corrillo para manifestar el descontento existente en torno al no etiquetado de la miel y la situación caótica que viven al no vender la miel producida en España pero sí importar la de países extranjeros.

El coordinador regional de COAG, Aurelio Pérez, ha manifestado que los apicultores no van a aceptar “nunca” que eso se mantenga en las condiciones actuales, por lo que están tratando de concienciar a la sociedad de todas las demandas “que tratan de clarificar la situación que tenemos en estos momentos”.

Esa situación es que “el mercado de la miel está totalmente paralizado”. Salamanca cuenta con cerca de 500 apicultores, de los cuáles el 90% son profesionales y muchos de ellos trashumantes “que pasan largas temporadas fuera de casa” al moverse detrás de las floraciones, y produciendo normalmente unas 4.000 toneladas de miel.

Según explicó Aurelio Pérez, en el 2007 se importaba en España un total de 16.000 toneladas de miel, pero hoy en día se ha duplicado hasta importar 32.000 toneladas, mientras que se producen 31.000 toneladas en el país. Por ello, los apicultores no entienden por qué después “de dos años complicados”, en los que en Salamanca se han producido 2.800 toneladas de miel, 2.000 toneladas “estén almacenadas sin salida”.

No es entendible, comenta el coordinador regional de COAG, puesto que “en Salamanca han entrado cerca de 15.000 toneladas de miel extranjera”. Mucha de esa miel se trae “para mejorarla con mieles españolas y salmantinas de primerísima calidad” y que así se mejora “y se vuelve a introducir en el mercado ganando un 100% del dinero invertido”.

Eso se hace “a costa de la ruina de muchos apicultores”, que están vendiendo por debajo de los costes de producción. Este es el principal motivo por el que quieren que quede claro el etiquetado de la miel y que así “se deje de decir tonterías y engañar a los consumidores”, que es lo que ocurre hoy en día en los supermercados.

Por ello, piden que se clarifique no sólo si la miel procede o no de la Unión Europea, sino que se establezca el país de origen, puesto que lo contrario “es una gilipollez tan grande que no se le ocurre más que a la gente que dirige Europa”.

Así, los apicultores no pararán de manifestarse, según han detallado, hasta que vean plasmado en un Decreto-Ley “que el origen de la miel y los porcentajes de mezcla tienen que estar en las etiquetas en una letra legible y clara” para que el consumidor no sea engañado “y si quiere consumir miel de mezcla “que consuma, pero informado de que es así, que no esté engañado con confusiones que se están planteando”.

El objetivo del acto de hoy, en el que se daba a probar a los viandantes mieles naturales de mil flores y de encina y miel de mezcla del supermercado, era “sensibilizar hacia el sector”. De hecho, muchos de los asistentes se han llevado gratas sorpresas al probar las mieles pura, “diciendo que tenían un retrogusto más dulce o que es más suave”, explicaba Aurelio Pérez.

Una lucha “por la que tenemos que estar permanentemente, le pese a quien le pese y no le guste a quien lo le guste”, proseguía el coordinador regional de COAG, sentenciando que “tenemos que seguir luchando porque la miel tenga ese etiquetado claro”, algo que desde su asociación llevan reclamando 7 u 8 años y que en los últimos años está viendo “luz”.

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