La mujer que el pasado 23 de noviembre fue juzgada en el Juzgado de lo Penal número 1 de Salamanca por un presunto delito de intrusismo, debido a que supuestamente trabajó durante años en un centenario balneario situado en la comarca de Ciudad Rodrigo como fisioterapeuta sin tener la tituación, ha resultado absuelta por falta de pruebas. La mujer se enfrentaba a una condena de 2 años de prisión, además de a su inhabilitación para ocupar trabajos sanitarios el mismo periodo de tiempo, que solicitaba la acusación particular, a través del Colegio de Fisioterapeutas. Por su parte, el representante del Ministerio Fiscal solicitaba la absolución, que finalmente ha sido estimada por el juez.
Los hechos por los que se acusaba a la mujer y al gerente del balneario ocurrieron entre 2008 y 2016, cuando la mujer trabajó en el balneario. El director la contrató para un puesto de masajista, aunque en su contrato figuró durante años como "fisioterapeuta". Pese a todo ese tiempo, la acusada ha señalado que no reparó en el error que figuraba en los papeles, ya que no le dio importancia porque "siempre cumplí con mi cometido de masajista". S.R.M., por su parte, señaló que contrató a A.A.C. por su "apabullante currículum", ya que era licenciada en Biología y contaba con numerosos cursos y un máster, pero el hombre conocía desde el primer momento que no era fisioterapeuta.
Sin embargo, otra extrabajadora del balneario, de profesión fisioterapeuta, explicó al juez que durante el tiempo que trabajó allí la ahora absuelta fue su responsable directa, y que realizaba "las mismas labores" que el resto de trabajadores que contaban con la carrera de Fisioterapia, entre los que figuraban la valoración de patologías de los pacientes derivados por el médico o la aplicación de tratamientos para fibromialgia, esguinces u hombros doloridos, entre otros; así como la ulitización de máquinas de ultrasonidos que requieren una cualificación "más elevada" que la de masajista.
La defensa de la acusada afirmó que pese a que en el contrato figuraba como fisioterapeuta, ella en ningún momento ejerció como tal, y tampoco se aprovechó de ello, ya que aunque el balneario le dio una chapa identificativa en la que también aparecía su nombre y su cargo de "fisioterapeuta", ella nunca la utilizó, por lo que no llegó nunca a lucirla en el uniforme de trabajo.
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