​El trágico final de José Antonio: un dispositivo de más de 20 efectivos para encontrar su cuerpo 37 días después a 8 kilómetros de donde desapareció

La llamada alertando de la presencia de un cadáver entró en la Comandancia de la Guardia Civil a las 10:15 horas. Todos los indicios apuntaron desde un primer momento a que se podría tratar del hombre desaparecido en Salamanca el 14 de noviembre y que padecía Alzhéimer. La misa funeral será el domingo a las 13:30 horas en la parroquia de su barrio, Garrido

 Encuentran cadáver José Antonio Martínez Bolos (4)
Encuentran cadáver José Antonio Martínez Bolos (4)

Ante los indicios que indicaban que el cuerpo que apareció en la mañana de este viernes en Pelabravo podía ser el de José Antonio Martínez Bolos, el hombre desaparecido en Salamanca hace más de un mes, rápidamente los efectivos de seguridad realizaban un gran despliegue sobre el terreno para tratar de asegurar la zona.

El objetivo no era sólo tratar de recuperar el cadáver lo antes posible para tratar de identificarlo, sino de observar el terreno y recabar cualquier pista o indicio que pudiese esclarecer cómo un hombre de avanzada edad había llegado hasta la fosa al término del canal junto a Graveras Sánchez, en Pelabravo, a casi 8 kilómetros desde donde desapareció (calle Azafranal).

Así, la llamada alertando a la Guardia Civil entro sobre las 10:15 horas de la mañana de este viernes. En un primer momento acudieron hasta el lugar de los hechos agentes de la Benemérita y una dotación del Cuerpo de Bomberos de la Diputación de Salamanca que, en el momento que comprobaron de quién se podría tratar, dieron la voz de alarma.

Rápidamente la zona fue ‘invadida’ con un amplio dispositivo que incluyó hasta ocho agentes de la Guardia Civil (seis uniformados más el cabo y el teniente correspondientes), agentes de la Policía Judicial y de la Policía Científica, dos dotaciones del Cuerpo de Bomberos de la Diputación de Salamanca (alguno de ellos ataviados con el traje de submarinista, por si debían introducirse en el foso), un médico forense y un secretario judicial.

También acudió una ambulancia de soporte vital básico del Servicio de Emergencias, aunque una vez certificada la defunción de la persona encontrada, se retiraron, dejando actuar al resto de efectivos.

En total, más de 20 personas que durante cerca de tres horas estuvieron inspeccionando tanto el cadáver como el lugar donde se encontró, un ejercicio básico en el caso de muertes no naturales para recabar toda la información posible, especialmente para tratar de encontrar indicios, huellas o cualquier pista que relacione la aparición del cadáver.

José Antonio Martínez, una persona con alzhéimer pero “bien físicamente”

Así, aunque en un primer momento se desconocía la identidad del mismo, las hipótesis ya desde el primer momento indicaban que podría tratarse de José Antonio Martínez Bolos, el hombre de 74 años que desapareció hace ya más de un mes en la calle Azafranal. Ello finalmente ha podido ser dilucidado, a falta de la autopsia, ya que los objetos que portaba como anillos o el ropaje coincidían con los de su persona.

Por tanto, lo primero que sorprendió es como José Antonio, que padecía la enfermedad de alzhéimer, podría haber llegado hasta el exterior de Graveras Sánchez, situado en Pelabravo, lo que supone una distancia de casi ocho kilómetros desde el lugar en el que desapareció.

Sin embargo, el que recorriera tal distancia no es un aspecto que extrañe en gran manera a los investigadores, ya que se han dado varios casos en los que personas desorientadas recorren kilómetros de manera confusa. Además, José Antonio era una persona que estaba “bien físicamente”, como explicaba su hijo en una entrevista a SALAMANCA24HORAS días después de su desaparición.

Respecto al lugar en el que apareció el cuerpo, cabe decir que se trata de un terreno irregular y con poca visibilidad debido a la naturaleza salvaje que existe (principalmente árboles y hojarasca, así como arbustos) cuyo firme es inconsistente. De hecho, en la mañana de este viernes todo era barro, y no es un terreno por el que se pasee de manera habitual, explicaban trabajadores de la empresa esta mañana a los periodistas allí presentes.

Se encuentra, además, no muy lejos de la carretera a Santa Marta (o de la autovía), por lo que cabe la posibilidad de que el José Antonio, desorientado, llegase hasta allí por su propio pie. La autopsia será la encargada de dictaminar si su muerte se produjo de manera natural o fue violenta.

No obstante, el cuerpo apareció en una fosa de cerca de tres metros de profundidad (una especie de poza) que no era visible con facilidad, por lo que cabe la posibilidad que el hombre cayese dentro de ella y falleciese como consecuencia del impacto en la cabeza.

Igualmente, se ha de saber cuánto tiempo lleva fallecido el cadáver, aunque los agentes de la Guardia Civil que se acercaron hasta el lugar de manera inmediata, se encontraron allí, a unos siete kilómetros de la ciudad de Salamanca, un cuerpo en "alto estado de descomposición".

Varias búsquedas por Salamanca y el Alfoz que no dieron resultado

Familiares y amigos de José Antonio organizaron, desde el momento de su desaparición, constantes búsquedas del hombre, ya fuese tanto por la ciudad de Salamanca como por el alfoz, conscientes de que desorientado y por culpa de la enfermedad que padecía podía estar en cualquier sitio.

También se colgaron varios carteles y se informó en todos los medios de comunicación de su desaparición, pero no hubo suerte en ningún momento, hasta que en la mañana de este viernes se confirmaban los peores presagios.

La misa funeral en su honor será este domingo, 23 de diciembre, a las 13:30 horas en la iglesia San Mateo. Es la parroquia de su barrio, el de Garrido, donde se despedirá para siempre a un hombre cuya historia ha tenido en vilo a Salamanca y a sus vecinos y que, por desgracia, no ha contado con un final feliz.

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