Las cartas que, durante años, Miguel de Unamuno recibió de Miguel Unamuno

El escritor y filósofo mantuvo correspondencia durante más de una década con un emigrante español en Argentina que se llamaba igual que él



 Miguel de Unamuno expo
Miguel de Unamuno expo

Miguel de Unamuno fue un gran aficionado a escribir cartas. El ilustre pensador, hijo predilecto de Salamanca, escribió a lo largo de su vida más de 40.000 epístolas y mantuvo correspondencia con grandes figuras de su tiempo. El mismo Unamuno utilizó el término epistolomanía aplicado a su gusto por escribirlas. "Me gusta escribir cartas, es lo más lírico y menos ilativo" le escribió en su momento en una de ellas a José Ortega y Gasset.

La Casa-Museo Unamuno de la Universidad de Salamanca conserva el archivo del escritor con un ingente volumen de cartas recibidas por el autor procedentes de muchas partes del mundo, allí donde era conocido. Sin embargo, la misma institución cuenta con poquísimas redactadas por el propio escritor, por lo que las cartas manuscritas por Miguel de Unamuno son hoy tesoros desperdigados por todo el globo.

En su ansia escribidora, Don Miguel fue quizás el primer estudioso latinoamericanista de Salamanca, ya que se carteó con las más inquietas figuras iberoamericanas de su época: Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Rufino Blanco Fombona, Manuel Ugarte, Ricardo Rojas, Vaz Ferreira, Nicolás Guillén, José Enrique Rodó o José Carlos Mariátegui. Todos ellos fueron admiradores suyos, ya sea porque se identificaron con sus ideas políticas, estéticas o literarias.

Entre estas cartas que Unamuno recibía del otro lado del Atlántico aparecen varias extremadamente curiosas por la identidad de la persona que se las enviaba. Durante al menos once años, Miguel de Unamuno mantuvo correspondencia con Miguel Unamuno, un hombre que, además de llamarse igual que él, era un ferviente seguidor del pensador vasco.

Este Unamuno era natural de Eibar y, como no podía ser de otra manera por entonces, se dedicaba al negocio de las armas. En las primeras cartas que le envía, el armero reside en su pueblo de origen. Sin embargo, a medida que pasan los años, acaba emigrando e instalándose en Buenos Aires. En su primera misiva a don Miguel, fechada en la localidad guipuzcoana el 8 de mayo de 1909, tan sólo dos meses antes de la Semana Trágica, Miguel Unamuno realizaba al profesor una consulta que él mismo tachaba de "original". Le pedía que propusiera un nombre para la coalición de liberales —conocidos en esos años como canalejistas por simpatizar con el político José Canalejas, que sería asesinado en un atentado terrorista tres años después—, republicanos y socialistas que se había impuesto en las elecciones municipales del 2 de mayo, convocadas por el gobierno de Antonio Maura.

"Distinguido señor: Tan solo nuestro amor hacia la libertad y al progreso puede disculpar en parte mi atrevimiento al molestar por un momento su atención con una original consulta (...) El pueblo de Eibar ha celebrado ruidosa y alegremente la victoria de los representantes populares (...) y aquí nuestra duda , que sometemos a su consejo: ¿qué nombre debidamente adecuado podríamos adoptar para señalar a los nuestros?".

Recibimiento al escritor Miguel de Unamuno (2 de 4)   Fondo Maru00edn Kutxa Fototeka

La siguiente carta enviada por el tocayo armero de Don Miguel que conserva la Casa-Museo Unamuno está fechada en Buenos Aires el 26 de enero de 1912. En ella le comenta las dificultades por las que pasan los pequeños comerciantes en España y que él quiere ampliar su negocio, por lo que para ello ha viajado a Argentina. Esta segunda carta ya incluye membrete: Miguel Unamuno. Fabricante de armas de fuego. Eibar (España). Agencia Hotel Giralda. Tacuarí 17. Buenos Aires. Un rápido vistazo en Internet realizado 107 años después permite conocer no sin cierta emoción que el Hotel Giralda sigue ahí, en el número 17 de la bonaerense calle Tacuarí, en el barrio de Monserrat, a tan sólo 800 metros de la plaza de Mayo.

En agosto del mismo año 1912, el Unamuno de Eibar vuelve a ponerse en contacto con su tocayo de Salamanca, esta vez desde el País Vasco. En primer lugar le agradece la carta que Don Miguel le envió y le cuenta que sigue viajando a Argentina con regularidad a hacer negocios. "Como he llegado a conocer aquel país, en mis dos viajes anteriores y tengo además plena confianza en la mercancía que llevo, la cual es objeto allí de gran aceptación, tengo proyectado instalar un depósito central en la capital y trabajar todo el sur de
América". El armero acepta la ayuda de su amigo epistolar, con ya buenas relaciones en el Cono Sur. "Aquel país es muy dado a amparar recomendaciones; y lo único que aprovechando su generoso ofrecimiento puedo aceptar será algunas cartas de recomendación que me sirvan como presentación a mi persona, ya que usted goza allí de grande y justa fama". 

Desde Argentina

La siguiente misiva que recibe Unamuno en su casa de Salamanca de su tocayo eibarrés está fechada el 22 de abril de 1914. Es la primera que el armero envía mecanografiada y ya como residente en Buenos Aires. La sede de su empresa se encuentra situada en el número 875 de la avenida Rivadavia, una de las más importantes arterias de la Capital Federal. El remitente pide disculpas al pensador vasco por no haber contestado aún a su carta recibida el 9 de agosto de 1912. "A la que no he correspondido con más oportunidad por desear hacerlo con alguna extensión, aunque ello equivalga a distraer su apreciable atención, siempre requerida para asuntos más importantes que los de este su servidor amigo". El Unamuno transoceánico le cuenta al Unamuno de España que sus negocios han empezado a mejorar mucho. "Tengo la satisfacción de participar a usted que mis negocios, sino todo lo voyante que yo deseo, marchan bien, y es de esperar continue no peor, pues ya no tropiezo con las dificultades inherentes al principio".

Carta1

Tres años después, en el verano de 1917 y cuando España se encontraba sumida en una crisis que amenazaba con hacer peligrar el sistema de la Restauración, y el mundo en plena Gran Guerra, el Unamuno argentino vuelve a ponerse en contacto con su par español para indicarle que los españoles que residen en argentina están muy divididos. "La opinión española está aquí muy dividida entre aliadófilos y germanófilos. Créame Don Miguel en 43 años que de vida tengo he sufrido muchos desengaños, más nunca como en estos momentos, en que para muchas de las personas la humanidad es un mito, pues al considerar la actitud de los españoles germanóflios, no puedo conceptuarlos sino como seres que carecen de los ideales más sublimes, cuales son el amor a la humanidad y a la libertad".

Adhesión

La última carta que conecta a Miguel de Unamuno con Miguel Unamuno y que guarda la Casa-Museo data del 21 de septiembre de 1921. En ella, el emigrante en Argentina le manda su adhesión, tras haberse enterado de la condena de 16 años de prisión impuesta al pensador por injurias al Rey, sentencia que no llegó a cumplirse. "Aún cuando no han llegado los diarios españoles, motivo por el cual no he podido leer sus artículos, creo que todo cuanto puedo decir de esa monarquía, ruina de España, está muy bien dicho. (...) Sepa usted que en esta república se le admira y se le aprecia, y más que por españoles, por hijos
de estos".

Y así, pocos meses antes de que Miguel de Unamuno tuviera que marcharse al exilio, concluyó la relación epistolar que el pensador mantuvo con el emigrante de ideas liberales que se llamaba igual que él. La pista del eibarrés, al menos en suelo español, se perdió con esa carta.

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