Una carrera atlética de marcha y una campaña electoral tienen elementos en común. En las dos hay que darlo todo para ser el vencedor, teniendo en cuenta que se compite contra otros rivales y que todo se decide en un día, ese en el que un resultado determina si la preparación de los meses anteriores ha sido la adecuada o no. Una lesión o un voto nulo pueden dar al traste con todas las ilusiones.
El ecuatoriano Jefferson Pérez (Cuenca, 1-7-1974) conoce las sensaciones de la primera actividad y está experimentando las de la segunda. Y es que este atleta, ganador de los 20 kilómetros marcha en los Juegos Olímpicos de 1996 y en los Campeonatos del Mundo de 2003, 2005 y 2007, concurre como candidato de Renace a la alcaldía de Cuenca en las Elecciones Seccionales que se celebran en Ecuador el 24 de marzo.
Como si de un entrenamiento se tratara, Pérez, que dejaba el atletismo en 2008, precisaba recibir una formación en política. La llevaba a cabo en la Universidad de Salamanca, donde se matriculaba en el Máster Universitario en Estudios Latinoamericanos en el curso 2017-2018. “Sabía que debía prepararme fuera de mi país, porque al estar en otra cultura, en un espacio con gente de todo el mundo, el aprendizaje y la experiencia se hacen mucho más ricos. Además, necesitaba reforzar mi visión desde otros puntos de vista. Varios amigos de Ecuador me recomendaron ir a Salamanca. Tomé en serio esa sugerencia, hice caso a mi instinto y viajé a España”, revela el protagonista de este relato a SALAMANCA24HORAS.
Durante el tiempo que vivía en la ciudad, residía en un piso de la avenida de los Maristas. Nunca antes había estado en el municipio, pero se enamoraba de él: “Sientes que cada rincón tiene una historia que contar y eso es algo que se respira en su ambiente. Es un lugar maravilloso para la vista y tiene cualidades que trascienden y resultan muy interesantes, como la energía que proyecta o su multiculturalidad. Te hace sentir que has llegado para algo importante. Es un espacio histórico que, independientemente de por donde lo veas o lo escuches, te envía un regalo. La Universidad de Salamanca me pareció un sitio sorprendente y multidisciplinar, que permite acercarse a profesionales de otras ramas de manera real, con conversaciones cercanas. Los maestros, además de tener grandes conocimientos, son seres humanos de una calidad inigualable que sienten la vocación de formar. Te acercan a lo que tratan y te dejan siempre con gran apetito de aprender más; son generosos con sus conocimientos. La experiencia cultural que brinda esta universidad es maravillosa. Es un centro de estudios donde te enriqueces con estudiantes de otras nacionalidades, profesores y todos los que rodean este espacio. Eso se traduce en una inspiración constante”.
A Jefferson Pérez le iba bien en los estudios y su prestigio como deportista le valía para ser premiado en la Gala del Deporte Universitario de 2017 y participar como comensal en un programa que 'Masterchef' (La 1) rodaba en Salamanca. De la cocina charra destaca “el cochinillo”; de los salmantinos, “el interés y preocupación que tienen por conservar el patrimonio cultural y arquitectónico, así como el respeto existente entre ellos, particularmente con la gente mayor”. El único ecuatoriano que ha ganado medalla en los Juegos Olímpicos (a la de oro en Atlanta sumaba la de plata en 2008) descubría estas circunstancias durante sus paseos por el casco histórico: “Es imposible no hacer turismo en un espacio tan rico y representativo a nivel mundial. Conocí las catedrales y sus cúpulas, la Plaza Mayor, la Casa de las Conchas, el Puente Romano, el Convento de San Esteban… Me parecieron lugares hermosos, interesantes y llamativos”.
Pero Pérez se encontraba en Salamanca para prepararse como político. “Quiero que mis paisanos tengan mejores oportunidades que las que yo tuve. Mi ciudad ha mantenido en el poder a viejos políticos que han pasado de una postura a otra en un abrir y cerrar de ojos. Cuenca es una ciudad que da para más y es importante saber que puede ser así”, explica el tricampeón mundial. “En Salamanca aprendí aspectos de gobernanza y estrategias de campaña. Ahora me están sirviendo mucho los conocimientos adquiridos sobre la memoria histórica de América Latina”, añade. Como en el atletismo, en su función pública también se pone una meta que cruzar: “Deseo llegar hasta donde pueda ayudar a la gente. Cuando esto no se pueda dar, será el momento de dejarlo y buscar el camino adecuado. Crecí en una familia que afrontó muchas necesidades económicas. Desde niño tuve que trabajar para poder ayudar en casa, sobre todo a mi madre, que enviudó con cuatro niños pequeños. Historias como la mía se repiten todos los días, pero no todas terminan con final feliz. Muchas personas viven en la pobreza y en la necesidad, cosa que es tremendamente injusta porque mi país posee recursos para no quedarse atrás y que nadie pase hambre. También tenemos corrupción y falta de compromiso de los líderes que ocupan cargos públicos importantes. No velan por la mayoría, sino por sus intereses particulares”.
El egoísmo y la corrupción, en forma de amaños o dopaje, son aspectos que también forman parte del lado oscuro del deporte. Por eso, Jefferson Pérez aplica a su nueva faceta como político actitudes y habilidades aprendidas en su periplo como marchador: “En el atletismo y en la política hay que mantener una continua preparación y entrenarse. Si no cumples esto, te desenvolverás de forma regular y será algo visible. Además, son carreras de enfoque, disciplina, tenacidad y valentía. Es imposible ejecutar una de las dos actividades sin tener estos valores claros y entrenados. En los dos escenarios te encuentras representando a alguien, ya sea tu familia, tus amigos, tu ciudad, tu país… Existe alguien o algo a quien no quieres decepcionar y que, al final del día, es también tu motor y el motivo por el cual estás ahí. Deportiva y políticamente, trazas estrategias para llegar a la meta y, sobre todo, trabajas en equipo. Pero creo que en la política se utilizan más engaños y se hacen más campañas para desacreditar”.
Jefferson Pérez se halla inmerso en los últimos kilómetros de la que puede conducirle al puesto de alcalde. El premio a recoger es un bastón de mando y no una medalla de oro, pero la satisfacción que sentiría podría ser idéntica a la experimentada en Atenas, Helsinki, Osaka o París, las ciudades que le aupaban a lo más alto en su modalidad deportiva. En Cuenca puede dar otra zancada triunfal gracias a lo estudiado en Salamanca. “Echo de menos el lugar porque me regaló conocimiento y me dio la oportunidad de conocer otras visiones del mundo, lo cual ha sido muy significativo para esta nueva etapa que estoy viviendo”. La meta está cerca y el ecuatoriano marcha con buen ritmo desde que tomaba la salida de esta carrera en tierras charras. Por eso, confía en su victoria: “Salir de Salamanca y no hacer algo grande me parece imposible”.
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