El exsecretario general del PSOE y exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha fallecido en la tarde de este jueves, 9 de mayo, en el hospital Puerta del Hierro de Majadahonda, donde permanecía ingresado desde este pasado miércoles, 8 de mayo, tras sufrir un ictus.
El último parte médico que se dio del que fuera candidato a la Presidencia del Gobierno en 2011 fue dado en la mañana de este pasado jueves e indicaba que se encontraba “de extrema gravedad”, motivo por el que Pedro Sánchez volvía de Rumanía, donde se estaba celebrando la Cumbre Europea de Sibiu.
Alfredo Pérez Rubalcaba, de 67 años, había vuelto a la Universidad Complutense donde ejercía como profesor de Química Orgánica en la facultad de Químicas en 2014, después de abandonar la política por los malos resultados en las elecciones europeas de ese año cuando ocupaba el cargo de secretario general de los socialistas.
La última vez que estuvo en Salamanca, Rubalcaba destacó que los etarras “vinieron matando y se fueron derrotados, como unos miserables”. Esta declaración la hizo en una charla que ofreció enmarcada en el fin de la banda terrorista en la que también pidió “defender la verdad de lo que pasó” puesto que era lo más importante que podían hacer por las víctimas.
Precisamente, el ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, rendía este jueves en Bilbao "un justo agradecimiento y recuerdo" al exsecretario general del PSOE y exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, por la "inteligente" labor que desarrolló en un "momento decisivo" para "la derrota" de ETA.
La capilla ardiente se instalará en el Congreso de los Diputados.
El PSOE salmantino ha suspendido los actos de campaña que tenía programados para la tarde de este viernes y ha expresado su dolor mediante una nota de prensa. "Los socialistas salmantinos sentimos de manera muy especial la pérdida de este gran compañero por la gran relación, y estrecha vinculación, que siempre tuvo con todos nosotros y con Salamanca, a donde siempre acudía, sin faltar ni una sola vez a la llamada, siempre que era requerido. Nunca olvidaremos las innumerables muestras de cariño y la afectividad que siempre mostró tanto a Salamanca, de la que era un convencido admirador, como hacia los salmantinos".
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