Los comerciantes salmantinos afrontan las rebajas de verano con un contenido optimismo y con la esperanza de que sirvan para remontar la “irregular y floja” campaña de primavera-verano, según han manifestado en un comunicado emitido a través de la Asociación de Empresarios Salmantinos del Comercio (Aesco).
Como recuerdan en dicha nota de prensa, esta campaña de los primeros meses del año ha estado marcado tanto por los comicios electorales, que generaban cierta inestabilidad, como por la climatología adversa que se ha caracterizado por frías temperaturas hasta casi entrado el verano.
Pero, pese a ese contenido optimismo, sí que esperan aumentar sus ventas entre el 3% y el 5% en relación al porcentaje interanual, algo que estiman que sucederá en parte gracias a los 10 primeros días del mes de julio, que esperan muy intensos. El gasto medio por persona lo cifran entre 90 y 100 euros y la campaña generará en Salamanca unos 400 puestos de trabajo, cifras similares a las del año pasado.
En la mayoría de establecimientos y comercios y, atendiendo también al tipo de producto, los primeros descuentos oscilarán entre el 20% y el 30%, y no serán tan agresivos como en años anteriores. Será en las primeras semanas de descuentos en las que se registrará un mayor impacto de las rebajas, siendo los artículos del sector textil, el calzado y los complementos, seguido del equipamiento de hogar, la electrónica y las nuevas tecnologías, los más demandados en estas fechas.
Aesco insiste en volver a regular las rebajas para no perjudicar a los pequeños y medianos comerciantes
Aprovechando esta campaña de verano de rebajas, desde Aesco (a través de la Confederación de Empresarios Salmantinos, integrada en la Confederación Española de Comercio) han reiterado su petición de volver a la regulación de la época de rebajas, como sucedía antes de 2012, algo que han pedido “en numerosas ocasiones” al Gobierno y que esperan que suceda “con la máxima prioridad”.
De hecho, han aprovechado para recordar que “los periodos regulados de rebajas deben responder a los nuevos hábitos de consumo, adaptando su duración y ajustando sus fechas en función de la climatología” porque con la no regulación lo que consiguen es que “los pequeños y medianos comerciantes se ven empujados a competir como pueden con las grandes firmas y cadenas, que adelantan en exceso la campaña, pero lógicamente se encuentran en una clara desigualdad”, por lo que salen perjudicados.
“Para el comercio de proximidad es muy difícil mantener una política de descuentos continuados a lo largo de todo el año, con la consecuencia de que los descuentos que se ofrecen finalmente en rebajas no son tan espectaculares como los de hace unos años, con el perjuicio final para el consumidor”, han recalcado.
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