​La formación superior, un papel determinante a la hora de buscar empleo entre los jóvenes parados con discapacidad

Tres de cada cuatro menores de 25 años con diversidad funcional que trabaja posee un título de técnico superior o universitario, y más de la mitad asegura haberse sentido discriminado por tener discapacidad

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Pese a que poco a poco las personas con diversidad funcional van logrando una inclusión plena en la sociedad, el desempleo sigue siendo uno de los problemas que más les afecta, especialmente a los jóvenes. Según los últimos datos arrojados, en la provincia de Salamanca había 68 jóvenes con discapacidad apuntados en las listas del paro, si bien el número que no tiene trabajo ni lo busca es aún mayor.

Esto se debe a que muchas empresas siguen rechazando a las personas con diversidad funcional. Principalmente, como explican la Fundación Adecco y JYSK en el IV Informe de Jóvenes con Discapacidad, por los prejuicios y creencias estereotipadas que existen en las empresas, que frenan la contratación de jóvenes con discapacidad.

Aunque se está presenciando todo un cambio de mentalidad en las empresas, pues son muchas las que comienzan a apostar por la diversidad y la inclusión como ventaja competitiva, todavía queda camino por recorrer para comenzar a palpar las consecuencias reales. De hecho, en esta misma línea, las barreras psicológicas de carácter intrínseco también dificultan el acceso al mercado laboral. Entre ellas, se encuentran la sobreprotección familiar, las inseguridades, falta de confianza y temor.

De la misma manera, la carencia formativa es un gran obstáculo para insertarse en el mercado laboral actual. Está demostrado que el nivel formativo es también determinante y marca la entrada al mundo laboral. Las personas con discapacidad, especialmente aquellas que tienen discapacidad intelectual, terminan su formación con 18 años por falta de una verdadera educación inclusiva, lo cual aumenta la brecha formativa que existe actualmente entre los jóvenes con discapacidad y el resto

Sin embargo, la oferta formativa para estos jóvenes va progresivamente en aumento. Precisamente, la Universidad de Salamanca cuenta con un título propio, UNIdiVERSITAS, destinado a formar a personas con discapacidad intelectual para que consigan un empleo formalizado.

Algo básico, puesto que tres de cada cuatro jóvenes con discapacidad que poseen un empleo tienen estudios técnicos superiores o universitarios, mientras que sólo el 44% de los desempleados poseen esta misma formación. Eso sí, la gran mayoría considera que la formación superior juega un papel determinante a la hora de buscar empleo.

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