ENTREVISTA | Arizona Baby llega a Salamanca: "Si la gente no viene a vernos, esto se va a tomar por culo"

La banda vallisoletana actúa este sábado en la Sala B del CAEM. Su cantante, Javier Vielba, atiende a SALAMANCA24HORAS y cuenta un poco la historia de la banda desde sus inicios, su relación con Salamanca y lo que piensa de la industria

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Son ahora 10 años desde que publicasteis Second to none. 10 años después, no sé si os consideráis una de las banderas indies de España.

Bueno, no sé. Lo de indie es un término bastante amplio y confuso. Nosotros somos un grupo de rock, en un sentido amplio de la palabra. Y siempre hemos ido a nuestro aire. Es cierto que solemos ser la nota que aporta una cierta variedad en los festivales indie. Igual aparece gente con otros matices, que se sale de ese sonido más o menos canónico que llamamos indie. Aportamos cierta frescura, un aire diferencial, que aporta más variedad en los festivales.

Se habla mucho de la escena indie, pero no sé lo que es indie como sonido. Indie son Dinosaur Jr., Nirvana, Australiand Blond, Los Planetas al principio… en los festivales hay sonidos muy variados, caben desde artistas veteranos del pop más o menos comercial hasta nuevas propuestas de vocación claramente comercial. Cada vez hay menos experimentación, salvo en los festivales específicos de música de vanguardias.

Nosotros vamos por nuestro camino, a nuestro rollo, con el sonido de Arizona Baby. Nos encuadraría en el rock más amplio, internacional, actual, con raíces en la historia del rock. Nuestras raíces son los años 50, el siglo XX y el siglo XXI, es nuestro campo de acción a nivel temporal. Toda esa música puede ir desde Chuck Berry hasta Jack White, toda esa gran tradición del rock. Entra en el espíritu pop, en la música popular. Porque la música ha ido variando a lo largo de los años.

Sí que estamos con un sello independiente, Subterfuge, que es el sello independiente más antiguo de España. El buque insigne de la independencia, y nos encanta estar ahí, porque siempre hemos crecido en la escena independiente, underground, con alternativas a sonidos que siempre seguiremos haciendo.

¿Es difícil lograr el reconocimiento que tenéis en la música española? Y más teniendo en cuenta que cantáis en inglés.

Nosotros empezamos a tocar en grupos en los años 90, cuando éramos chavalillos. En aquellos años, que había una escena musical independiente, el primer indie, se cantaba en inglés. Hubo un montón de grupos, hasta la explosión de Dover, que cantaban en inglés. Era lo natural en ese momento.

Es lo que hacíamos en nuestros primeros grupos y siguió ahí con Arizona Baby, máximo con un sonido con raíces musicales que venían de lo anglosajón, sobre todo del rock and roll americano, que influye mucho en todos los grupos que había en su día. Nos influye Woodstock, el Country Rock, la psicodelia hippy… Por todo eso cantabas en inglés, pero en la escena independiente era bastante normal.

En los últimos 10 años, aproximadamente, se ha ido virando mucho hacia el castellano, y ahora es lo más normal. Y me parece bien, es una buena evolución, y nosotros estamos abiertos a utilizar nuestro idioma. Lo hacemos puntualmente por una cuestión de sonido y de estética musical, de cómo encajan las palabras y la música.

Es una cosa interesante que seguimos explorando, porque nuestra propuesta, desde el principio, ha sido atípica, por las referencias musicales que manejamos, por los instrumentos, siempre muy austeros y con acústicos… todo era algo atípico cuando salimos.

Y pasa que en 2008 o 2009 empezamos a petarlo. Había un clima internacional que imperaba el folk, con grupos como Mumford and Sons o Fleet Foxes, entre otros, que propiciaron el interés de la industria por tíos con barba y camisas de cuadros y esas cosas. Y jugó a nuestro favor, porque llevábamos haciendo eso muchos años antes.

Ese viento puso un rumbo prometedor e interesante. Y 10 años después seguimos evolucionando ese estilo, demostrando que no éramos flor de un día subidos al carro, sino todo lo contrario, pioneros que hemos hecho algo nuestro y lo hemos ido evolucionando. No sólo folk sino más sonoridades. Nuestra música se mezcla con todo, influye desde el hip hop hasta el jazz más primigenio y las músicas urbanas más actuales. Todo entra dentro del radar. 

Ese reconocimiento se ha consagrado, o llegado al gran público, con Sonora.

Llevamos estando expuestos al gran público bastante tiempo. Cuando empezamos a ser conocidos teloneamos a Mark Knopfler, a Chris Isaak, hemos girado por un montón de países de Europa, por Estados Unidos, tres veces en México, y siempre con un público numeroso.

La primera vez en México fue ante 10.000 personas. En España, en el Womad, ante 20.000. Luego en festivales de verano como el BBK, el Azkena, el Sonorama… Hemos tenido siempre grandes públicos delante, y eso es parte del cambio, nos ha forjado como grupo y como entidad musical.

Seguimos trabajando y tocando con toda la ilusión y la energía, sea en una sala de Orihuela para 100 personas o en México ante 10.000. Nosotros lo damos todo siempre, y eso nos da fundamento y al público confianza y garantía, y saben que si vamos a un festival, no se pierden nuestro concierto, y si tocamos cerca de su casa, intentan venir.

Porque si la gente no viene a vernos, esto se va a tomar por culo. No vivimos del aire ni de los aplausos ni de los likes, sino porque esto sea sostenible para seguir haciendo, con felicidad, alegría e ilusión, el arte que humildemente intentamos aportar. Nuestro deber es hacer los mejores discos, los mejores conciertos, y que la gente sepa que mientras esté ahí, seguiremos. 

Siempre pregunto a las bandas dos cosas. La primera, que si prefieren tocar en festivales o salas y por qué.

Para tocar, cuanto más grande y más gente, mejor. Me gustan los festivales. Como especatdor, prefireo las salas mil veces. La experiencia es más intensa, más cercana, te llega más dentro. 

En un festival, el repertorio es más reducido, no tocas más de una hora, ves a los músicos muy lejos o en una pantalla, y puede que estés rodeado de gente a la que no le interesa tanto el concierto, que ha ido a ver otro grupo, o que están pedo y no saben calcular si empujan, gritan... Todo eso influye en la experiencia, y para disfrutar de un concierto, mejor una sala. 

La música se hace en función del esapcio donde se va a escuchar. La ópera, en un auditorio, es donde funciona y donde se aprecia. O un auditorio específico que es donde puedes disfrutar de la Sinfónica de Casilla y León o la que sea. De mismo modo que la discoteca es el mejor lugar para un DJ, una sala de conciertos es ideal para un grupo de rock o pop-rock.

Luego, un festival es un entorno más al aire libre, y ahí puede caber de todo, hay mucha variedad. El festival es más para festejar, celebrar la música y la fiesta. Para escuchar música a fondo y de verdad empaparte, mejor una sala. Porque puedes ver al grupo que más te gusta tocar su repertorio más amplio y largo, con un sonido más adecuado, más fino, con más sonoridad y más cercanía entre artista y público. Y puedes irte al merchandising, hablar con la banda, hacerte una fondo, comprarte una camiseta, el disco, llevarte un poster… es experiencia más redonda espectador. 

Prefiero personalmente las salas como espectador, y como músico me encantan las salas pero me parecne algo distnito los festivales. Te ves frente a más publico, es muy emocinoante. Hay públicos grandes, una gran infraestructura y grupo humano se crea por ello, con un ambiente con cierta tensión pero, al mismo tiempo, muy bonito.

La segunda es que qué música consumís y cómo: si en formato digital (Spotify) o físico (CDs o vinilo).

Yo no consumo música, me parece terrible esa palabra aplciada al arte. Va mucho más allá, la música y el arte no son un mero producto que consumes como el papel higiénico y las pipas.

Es más sobre lo divino, lo humano con lo más sagrado. Lleva ahí desde los albores de la humandiad y está ahí por algo, porque es un componente mágico, tribal, espiritual, y creo que es una de las cosas que nos diferencia del yo animal. Mi yo espiritual, ligado a la música. Somos seres semidivinos gracias a las artes.

Consumir la música es como frivolizarlo. Desproveer a la musica de toda esa magia, respeto y reverencia que merecería. Por desgracia, los políticos y los medios de comunicación suelen tratar a la música como mera ambientación o como un ruido, sobre todo cuando se legisla. Cuando no. Es arte, y como mucho puede ser un sonido.

Dicho esto, escucho estilos variadísmos. Escucho música clásica, mucha música experimental,, jazz, música tradicionales de distitnos puntos geográficos, mucha música iraní, libanesa, africana… músicas exóticas, de muchos lugares. 

Por supuesto, hay referentes para el grupo. Abarca el rock, del siglo XX y siglo XXI. Caben desde antes de los años 50, jazz, rockandroll, pop, psicodelia, punk, grunge… La música que mezcla electrónica y guitarras de los primeros años de este milenio. 

Escucho música variada, yo como melómano que soy, escucho de todo. Es algo que en el cine le parece normal a la gente, ver películas de todo tipo. Pero con la música parece que no. Me gusta el indie, lo electrónico, el jazz.....  Ya joder, pero cuando ves cine no ves sólo terror o comedias románicas. En cada momento puedes difrutar, y hay que escuchar de todo. Eso sí, tener criterio y no ser un pollo sin cabeza..Yo difernecio entre música buena y música mala.

Y sobre cómo, pues yo de todas las maneras. Tengo spotify, aprovecho la tecnología en ese sentido de proximidad. Pero fomatos los formatos digitales los utilizo más  para el podcast. En Ivoox y Sporify escucho programas de radio alternativa o independientes.

Cualquier disco que me guste, lo compro, en vinilo o Cd. Sigo coleccionando discos. CDs originales tendré más de 1.000, y vinilos más de 500 seguro, porque empecé a comprar más tarde. Tenía el plato roto, lo arreglé y me empecé a comprar vinilos, e igual tengo cerca de 1.000. Y sigo comprando. También tengo muchos casetes.

El formato físico es fundamental. Alguien, como el que solo leen en ipad o ebook y no libros de papel, que solo escuche digital, hace mal. El  día que haya un apagón digital... Eso nos empdoera de la tiranía y dictadura tecnológica. Los nerds de Sillicon Valley son el gran hermano. Antes se quejaba la gente de la industria discográfica, que era muy dura artistas, y que se quedaba mucho porcentaje de los discos, pero es que ahora es mucho peor.

Con el formato físico, los porcentajes podían mejorarse. Ahora, con el streaming  y las plataformas, no se ve un duro. Nos están robando y estafando. Las tecnologías son mucho peores, hemos ido de Guatemala a Guatepeor. Si quieres que  esto siga funcionando, compra mi disco.

Porque el 0,000001 céntimo que me llega de Spotify no me da ni para un chichle. 

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