El albergue de Fuenterroble de Salvatierra, que vive solo de donativos de los peregrinos y en el que todos echan una mano, pide ayuda

Aunque sigue acogiendo personas durante la crisis del coronavirus, la falta de donaciones está retrasando la reparación de algunos problemas como el sistema solar de agua caliente. No obstante, la petición ha contado con una muy buena acogida desde los primeros días por personas que ya se alojaron allí anteriormente.

 Albergue de fuenterroble de salvatierra
Albergue de fuenterroble de salvatierra

“Si hay un ángel para los peregrinos y para todos los que pasamos por su casa, es él”. Esta emotiva frase, referida al Padre Blas, inicia una petición: recaudar dinero para el Albergue parroquial de peregrinos de Fuenterroble de Salvatierra, en la Vía de la Plata. Una voluntaria habitual, Isabel Venegas Albano, ha iniciado un crowdfunding a través de la plataforma gofundme para dotar de fondos el centro, que únicamente se financia a través de donaciones de los peregrinos.

Este albergue, que ya lleva 24 años, comenzó a partir de un conjunto de escombros y, gracias a las rehabilitaciones impulsadas por el padre Blas, ha podido recuperar multitud de estancias con más de 2.500 metros cuadrados de terreno, incluyendo talleres, jardín, oratorio y huerta. Así, se divide en pequeños módulos para que los peregrinos puedan tener su independencia e intimidad. “Empezamos desde cero, queremos que sea la casa de todos y poder resolver las necesidades de los peregrinos”, cuenta el párroco a SALAMANCA24HORAS.

El que también es el párroco del pueblo cuenta cómo además de los voluntarios que van habitualmente, más personas colaboran, entre ellos los propios peregrinos, que también aportan su grano de arena: “Unos pintan, otros son electricistas, otros cocinan, otros limpian y otros están en el jardín”. Todo para hacer del albergue un lugar mejor, ya que “es un proyecto abierto y solidario”.

Las necesidades del albergue

El padre Blas cuenta entre risas que la iniciativa del crowdfund nació de la colaboradora, que lo propuso: “Como yo no tengo ni idea de informática, pues adelante”. Sin embargo, la respuesta ha sido inesperada, ya que en apenas cinco días ha conseguido recaudar más de 2.200 euros por parte de peregrinos que en algún momento pasaron por el albergue: “Es una sorpresa, no me lo imaginaba”. Y se mostraba optimista, ya que “cuantos más medios, más posibilidades tenemos de ir ultimando detalles”, porque en un lugar tan amplio como ese siempre hay cosas por hacer: “Cuando no es la pintura, es la puerta de hierro que está oxidada”.

Ese dinero ayudará a costear, en parte, la reparación y actualización del sistema solar de agua caliente, la adaptación de todas las instalaciones a la nueva normativa del coronavirus, el mantenimiento del centro y el proyecto de la Casa Hungría. “La clara intención de este crowdfunding es devolver al Camino de Santiago un poco de lo mucho y bueno que me siempre me ha dado y además aliviar la presión económica del padre Blas”, relata en el comunicado la impulsora del proyecto.

El religioso explica que sostener el albergue únicamente con donativos “es pura providencia, porque en la medida que tenemos posibilidades, vamos avanzando, nunca nos hipotecamos. Si podemos cambiar el suelo, lo hacemos”. De hecho, una de las cosas que ayudan a reducir costes es reciclar materiales, como por ejemplo, la madera de construcción. “De esta manera es como hacemos todo, si puedo evito las subvenciones públicas”, detalla el Padre Blas.

El centro no ha parado con la pandemia: actualmente acoge entre sus paredes a 12 personas y durante estos dos meses han llegado a ser 16. A algunos el estado de alarma les pilló allí y otros se han refugiado allí porque no tenían otro al que ir. Sea como fuere, “los que somos peregrinos sabemos que este lugar es especial, que cuando traspasas su puerta, te sientes en casa y respiras un ambiente diferente. Es un sitio donde nada se exige y todo se comparte”.

El proyecto pendiente: la recuperación del patrimonio olvidado

El padre Blas no solo es el párroco de Fuenterroble de Salvatierra, también es de otros siete pueblos. Y no solo se ocupa del albergue, entre su buena acción también se encuentran varias obras pendientes de restauración dentro de su campaña solidaria para recuperar el patrimonio olvidado.

Ha iniciado con la iglesia de Casillas de Flores, cuya primera fase ya ha comenzado. Aunque por el momento no hay más detalles, posiblemente el religioso organice algo para recaudar dinero y poder avanzar con esa restauración.




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