​Emilio Pérez, secretario provincial de CCOO: “El futuro de Salamanca pasa por reducir la dependencia del sector servicios”

El responsable de la organización sindical desgrana el papel de Comisiones Obreras durante la pandemia

 Emilio perez
Emilio perez

Diez años después de su elección como secretario provincial de Comisiones Obreras en Salamanca, Emilio Pérez Prieto siente que tiene que cerrar una etapa y volver a su puesto de trabajo como cerrajero en el Ayuntamiento charro. No se presentará a la reelección en el congreso previsto para marzo de 2021 -si el virus lo permite-, haciendo valer su primer mandato, entre 2010 y 2012, y llegando así al límite de tres, de cuatro años cada uno, que tiene marcado la organización sindical. Llegó al sindicato en plena crisis económica y se irá en plena crisis sanitaria, y lo hace convencido: “Las organizaciones se tienen que renovar ideológicamente, y eso también pasa por que se renueven las personas que las dirigen”.

¿Es la peor situación a la que te has enfrentado desde que eres secretario provincial de CCOO?

Sí, sin duda. Es inevitable hacer la comparación con la crisis económica de 2007, pero aquello tocaba, exclusivamente, que ya es, a las cuestiones economica, laboral y social. Ahora está muriendo gente. Es una situación grave porque se están perdiendo vidas humanas, grave porque no sabemos todavía el coste económico que va a tener, grave porque se va a producir una crisis y una ruptura social que, de momento, es incalculable. A día de hoy seguimos viendo en Salamanca que, sabiendo lo que tenemos que hacer, volvemos a caer en lo que yo considero que es una falta de conciencia y de resposabilidad de la ciudadanía.

¿En qué momento fuisteis conscientes en CCOO de la magnitud de la pandemia y de los efectos que iba a tener sobre los trabajadores?

Vamos tomando conciencia a primeros de marzo, cuando somos conscientes de lo que está pasando en los países más cercanos. Al principio no éramos capaces de saber el alcance que podía llegar a tener, porque en ese momento no se estaba hablando ni de ERTE, ni de confinamientos ni de paralización de la economía, sino de proteger a las personas con medidas sanitarias más que sociales. En un día pasaban muchas cosas, era muy imprevisible. Una vez que se decretó el Estado de Alarma, el día 14, todos empezamos a tomar conciencia de que este asunto iba mucho más allá del ámbito sanitario. La maquinaria para ver hacia dónde íbamos y cómo teníamos que organizarnos se puso en marcha, fuimos rápidos y nos pusimos al frente de lo que nos venía.

¿Cuáles son los principales problemas con los que han acudido a vosotros los salmantinos durante los últimos meses?

Principalmente querían saber qué era un ERTE. Qué me va a pasar, esto cuánto va a durar, quién me va a pagar, cuánto me van a pagar, durante cuánto tiempo me lo van a poder hacer. Por parte de trabajadroes, empresas y gestorías, porque era la primera vez que se veían con esta tramitación. Nos encontramos con empresas que decidieron, a pesar de estar prohibido, despedir y que ellos esto no se lo iban a comer. Si hasta entonces ya teníamos mucho trabajo en el servicio jurídico, a partir de ese momento el sindicato tuvo que ponerse las pilas. 

Lo que destapamos era la necesidad que tienen las administraciones públicas de cubirir las carencias en recursos humanos desde 2010. Comprobamos que no estaban preparadas para afrontar una situación de incertidumbre y de un volumen de trabajo que las sobrepasaba. Pongo en valor la profesionalidad y la dedicación sin horario de muchos empleados del SEPE, de la Oficina Territorial de Trabajo y de la Inspección de Trabajo. La gente apechugó. Aún así, hoy quedan aún muchos temas por resolver respecto a los trabajadores y a su cobro de la prestación por desempleo.

¿Cómo valoras las medidas que se han tomado por parte de las diferentes administraciones en materia de empleo para hacer frente a esta crisis?

Las valoro de manera positiva porque fundamentalmente, en el ámbito laboral, las ha tomado el Gobierno de España y creo que hemos tenido una suerte tremenda de que esta desgracia tan terrible haya sucedido mientras en este país gobierna la coalición de izquierdas. No sé qué habría pasado si esto pasa en un gobierno distinto. El hecho de haber puesto la maquinaria legal establecida con las modificaciones que necesitaba para asumir los costes a traves de los ERTE ha sido el paraguas que ha protegido y que sigue protegiendo a los trabajadores que no han perdido el puesto de trabajo y sus cotizaciones a la Seguridad Social. Hemos conseguido, a través de la negociación colectiva, mantener el 70 por ciento de la prestación por desempleo y todos los españoles vamos a tener que hacer un esfuerzo, porque cuando el Gobierno nos pase la factura veremos cuánto nos cuesta.

En el ámbito saniatrio, le reconozco un valor tremendo a la Junta de Castilla y León, creo que somos de las pocas comunidades autónomas con un gobierno de coalición de derechas que está siguiendo las líneas que se establecen desde el Gobierno de España y no se ha hecho política con las decisiones en este sentido. El presidente de la Junta ha sabido separar el grano de la paja y ha sabido centrar el tiro, aquí primero es lo sanitario. El Ayuntamientoto de Salamanca ha estado en un papel discreto, cumplidor. Están siendo prudentes y con la voluntad de colaborar.

En los ámbitos sanitario y educativo se han puesto de manifiesto carencias que ya existían y que se han agravado con la incidencia del coronavirus. ¿Puede aprovecharse esta circunstancia para mejorar ambas?

Llevamos pidiendo esto sin pandemia desde hace muchos años. Creemos que el servicio público es la mejor manera de garantizar la universalidad de los derechos que tiene toda la ciudadanía. Y esto no es teoría política, es práctica social. Queremos que, con el dinero que pagamos todos los años, se haga la mejor gestión para que se nos presten servicios y ese modelo es indiscutible. Cómo ha sufrido el sector sanitario y sociosanitario en el ámbito público tiene que ver con la dejación que se ha hecho durante muchos años para tener las plantillas suficientes. El Hospital Clínico está en las condiciones en las que está y el otro terminado esperando a no sabemos qué. Eso nos tiene que hacer pensar que esto tiene que cambiar, dedicando más dinero público a contratar más personal. Hacen falta profesores y profesoras, no se pueden seguir cometiendo los mismos errores viendo que no cumples con los objetivos que tienes como responsable político.

Si hablamos de recuperación, ¿qué futuro le augura a los trabajadores de Salamanca?

En Comisiones Obreras tenemos mucha preocupación. Tenemos esa protección que dura hasta el 31 de enero pero, a partir de entonces, a ver qué pasa. Me preocupan trabajadores y empresas. Esta provincia tiene una dependencia del 72 por ciento del sector servicios y es más que evidente que todo lo que depende del comercio y la hostelería va a tener serios problemas para poder salir a corto plazo y poder hacer una vida relativamente normal. La recuperación la veo complicada, hay que seguir tirando de recursos públicos para manetenr el nivel de endeudamiento que tienen las empresas, porque si el tejido empresarial, que ya es débil y pobre en nuestra provincia, puede quedar muy tocado. Y en el ámbito de los trabajadores, pues a la par, si no somos capaces de seguir dando vida y bombas de oxígeno para que las empresas aguanten, no vamos a encontrar empresas que contraten. 

Mantenemos la esperanza en la protección de la clase trabajadora a través de las ayudas de los ERTE, cueste lo que cueste. En Salamanca nos tenemos que hacer mirar el hecho de que no podemos tener asentada la economía en un sector que depende de condiciones muy volubles, como el turismo, el consumo… No fabricamos mucho, no tenemos valor añadido a nivel empresarial, es todo gastar. El futuro de la provincia pasa por reducir la dependencia del sector servicios e incrementar sectores que tienen que ver con el agroalimentario. El sector servicios es una condena, tiene que haber bares, restaurantes, discotecas… pero, ¿qué hacemos con el pequeño comercio? El autónomo, el que monta su trabajo, su tienda, negocios familiares que no van a a ser capaces de superar esta situación. Parece que solo pensamos en la hostelería, no ha habido ningún problema en darle espacio, pero al que tiene un espacio de 80 metros cuadrados y un escaparate que da a la calle, ¿quién le da espacio?

En ocasiones parece que, aún hoy, hay que justificar la existencia de los sindicatos. ¿Por qué son necesarios?

Las organzaciones sindicales son necesarias en la medida en que los trabajadores y trabajadoras, para defender sus derechos, necesitan agruparse en torno a un espacio, independientemente de las siglas. Yo creo en la organización colectiva de los trabajadores, al margen de con qué bandera se identifiquen. Eso sigue siendo necesario porque la negociación colectiva es un derecho que garantiza equiparar los derechos de todos los trabajadores de un mismo sector o empresa. La única manera de regular el mercado de trabajo pasa por la negociación colectiva y eso pasa por las organizaciones. 

Uno de los grandes problemas y de los grandes hachazos de las reformas laborales ha sido poner por delante los acuerdos individuales entre empresaio y trabajador, contra la aplicación de los convenios colectivos. Si empresario y trabajador se ponen de acuerdo para que las condiciones sean mejores que las del compañero que está al lado haciendo exactamente lo msimo, genero una competencia entre los dos que, si se cumple el convenio, no existe. Es un drama que estamos viviendo que se resuleve dándole a las organizaciones sindicales el espacio que necesitan y que, en este país, hemos recuperado desde 1977 que acabó la dictadura. Con errores, con defectos, pero creo que la organizacion colectiva de los trabajadores es la solución para proteger el empleo, los derehcos y salvaguardar los intereses de la parte más débil de la relación laborarl, que es la parte trabajadora.

¿Los sindicatos están mal vistos en España?

Creo que es una especie de bulo que ha servido muy bien y durante mucho tiempo, mientras ha habido un gobierno de derechas en este país, a debilitar la unidad de los trabajadores y de las trabajdoras. Se han ido sacando los errores para hacer de la parte el todo. Es indudable que en algún caso han existido y pueden seguir existiendo, pero no debe menospreciarse el papel de las organizaciones sindicales. Todavía seguimos siendo muy útiles cuando vienen los trabajdores y necesitan asesoramiento sindical, laboral y jurídico. Cuando un trabajador tiene un problema, la referencia seguimos siendo las organizaciones sindicales. Nos cuesta mucho darle la vuelta a la imagen según qué medios tengamos en contra. 

Creo que hemos dado un ejemplo a la clase política habiendo llegado con facilidad a acuerdos con la patronal de este país, para decirle a los partidos políticos que, si quieren, se puede. No puede haber acuerdos en este país sin las organizaciones sindicales, no puede haber reivindicaciones sociales ni laborales sin las organizaciones sindicales. En las elecciones sindicales, la media del porcentaje de participación está en torno al 80 por ciento de las plantillas, y nosotros no vamos obligando a nadie a que vote. El modelo que tenemos en este país, sin organizacionoes sindicales, sería como el de Asia.

Se ha popularizado hasta tal punto el término “clase media” que la mayoría de los ciudadanos de este país consideran que pertenecen a ella. ¿Se está perdiendo la conciencia de clase entre los trabajadores?

Absolutamente. La clase media fue una trampa, un discurso político que nos quería colocar en un lugar que no nos correspondía. La clase trabajadora es aquella que vive de su trabajo, que organiza su futuro y su día a día en base a un sueldo y a la capacidad que tiene de generar y de ahorrar y creo que la clase obrera, la clase trabajadora, en algún momento ha caído en ese canto de sirenas de que ahora, como puedo vivir mejor que mis padres, yo ya no soy como mis padres. Eso tiene que ver con tener una calidad de vida digna, no con perder tu condición de clase obrera. La ciudadanía en general ha caído en una trampa y ahora estamos pagando las consecuencias. Creo que las personas tienen que ser conscientes del nivel que ocupan. Existe una clase trabajadora que es de la que depende la actividad económica de un país.

¿Qué legado te gustaría dejar como secretario provincial de Comsiones Obreras en Salamanca?

Me siento satisfecho del trabajo que hemos hecho porque seguimos siendo el primer sindicato de la provincia de Salamanca, hemos incrementado la diferencia en representatividad con el resto de organizaciones sindicales y hemos aumentado el porcentaje de afiliación con respecto a la población activa. Creo que yo he cumplido, con 10 años en los que he intentado ser ejemplo y rodearme de gente que también lo es. Siempre he puesto en valor no depender económicamente del sindicato, no ser un profesional del sindicato, sino tener una empresa de la que naces para entrar en el munod sindical sin perer tu referencia del origen.

A nivel institucional tenemos buenas relaciones, a pesar de no comulgar ideológicamente con quienes nos tenemos que sentar en la mesa. He intentado que la lealtad y la buena fe en la negociación sea fundamental y, a nivel interno, la militancia, la disciplina y el compromiso social deben ser seña de identidad de los hombres y mujeres de Comisiones Obreras. Nuestra independencia política es la que nos ha permitido ir con las manos libres y limpias a cualquier sitio sin tener precio.

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