Hasta el 8 de agosto de 2007 el mercado inmobiliario había entrado en una escalada que parecía imparable en la que casi todo el mundo se endeudaba para adquirir una vivienda. Lo que había detrás era un gran riesgo de impago que las entidades financieras enmascaraban a través de las hipotecas basura. El mercado inmobiliario entró en una montaña rusa que desencadenó en la mayor crisis de su historia.
“Nadie esperaba que fuera a suceder lo que sucedió y por eso hubo tanta debacle. Se dispararon los precios y se desbordó la especulación. Se rompió porque se tenía que romper”, valora Jaime Martín de Solución Inmobiliaria, que recuerda que a Salamanca tardó algo más en llegar la marea.
Sin embargo, la conclusión en el caso de Solución Inmobiliaria, la crisis no fue negativa porque supieron interpretar el mercado y el reajuste de los precios. “Después ha seguido habiendo gente que ha comprado e inversores que se han metido porque ha sido un gran momento. Desde mi punto de vista, la crisis ha sido buena”, considera. “La calve han sido muchas horas de trabajo y hacer muchas inversiones. Por ejemplo, era un momento en el que Internet no había despegado y nosotros apostamos fuerte por esa plataforma”.
Según la experiencia de Jaime Martín, cuando los bancos empezaron a cerrar el grifo y a endurecer las condiciones hipotecarias no fue una catástrofe para las inmobiliarias porque aumentaron las garantías de pago. En este sentido, recuerda que “dejó de existir el que necesitaba un 90% de financiación para comparar una casa y empezó a llegar gente que necesitaba solo un 50%”.
Sin embargo, advierte que le mercado está tomando unos derroteros parecidos a lo que tomó entonces, aunque aún a menor escala, y que podrían repetirse algunas de sus consecuencias. “Ha habido una regeneración importante dentro del mercado inmobiliario pero los bancos aún tienen mucho parque de viviendas que tienen que sacar. En un futuro si se vuelven otra vez locos los precios, se podría volver a producir una burbuja. Al menos aquí que solemos tropezar en la misma piedra y podríamos volver a meternos en la dinámica de comprar y sobrefinanciar durante la próxima década”, concluye.
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