Una turboglorieta o turbo rotonda, según ha explicado Conde, impide, gracias a la señalización horizontal, que el conductor cambie de carril una vez en el interior de la misma, obligándole a circular por el carril de fuera si va a girar a la derecha o seguir recto, o bien por el de dentro si quiere dirigirse hacia la izquierda.
La señalización horizontal se basaría fundamentalmente en indicadores de dirección y en una línea continua que divida ambos carriles, aunque, según ha señalado el jefe de la sección de Tráfico, Ángel Barrio, "es más fácil implantar ese modo de ordenación y circulación si la glorieta tiene las características constructivas como tal".
El requisito principal para instalar una rotonda de estas características es que la misma tenga una intensidad media considerable, de un mínimo de 5.000 vehículos diarios. Una de las glorietas idóneas para incorporar esta prueba piloto, ha comentado Barrio, sería la rotonda de acceso al Hospital Universitario de Burgos, en la avenida Islas Baleares, no solo por el gran flujo que soporta sino por la existencia de otras rotondas próximas en caso de elegir la dirección equivocada.
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