El caracol humano que camina desde Málaga hasta Asturias para recaudar dinero contra el cáncer

El asturiano Alberto Suárez, ex estudiante de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, perdió a su madre hace dos años y medio como consecuencia de un tumor. La apatía y tristeza que le apartaron de trabajo, amigos y familia se ha transformado en fuerza y tesón para regresar a casa. Desde el pasado 12 de julio lleva a cabo el reto #UniendoMaresContraElCancer, 946 kilómetros a pie desde Málaga hasta Candás. Este camino de introspección, con parada esta semana en Salamanca, también tiene un objetivo solidario, recaudar 9.460 euros que irán destinados a la Asociación Contra el Cáncer
 

 El caracol humano que camina desde Málaga hasta Asturias para recaudar dinero contra el cáncer
El caracol humano que camina desde Málaga hasta Asturias para recaudar dinero contra el cáncer

“El 12 de enero de 2015 recibí una llamada mientras trabajaba. Era mi padre, a dos mil kilómetros de distancia. Alberto, falleció Mamá. En ese momento el mundo se paró. Y se quedó vacío”. Así comienza Alberto Suárez relatando la historia que le ha llevado a poner en marcha un singular reto bajo el lema #UniendoMaresContraElCancer. Este asturiano ex estudiante de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) atraviesa España desde el pasado 12 de julio, desde Málaga hasta Candás con el objetivo de recaudar diez euros por kilómetro que irán destinados a la Asociación Contra el Cáncer. Tras un mes de caminata, este caracol humano ha llegado a Salamanca.

Un camino de introspección que está llevando a Alberto a superar los límites físicos de su cuerpo, pero también a intensificar su mente. La apatía y tristeza que le apartaron de trabajo, amigos y familia se ha transformado en fuerza y tesón para regresar a casa. “El cáncer mató a mi madre de forma cruel trece años después de que ella le derrotara. Intenté continuar con mi vida. Cambié de trabajo, cambié de ciudad, de Amsterdam a Málaga. Pero algo dentro de mí se había roto aquel 12 de enero. Poco a poco me fui instalando en un estado de apatía y tristeza aunque nadie parecía darse cuenta, ni siquiera yo mismo. Empecé a alejarme de mis amigos, de las redes sociales, de mi propia familia y a encerrarme en mí mismo. Sólo quería anestesiarme, no pensar, no sentir, escapar de una realidad injusta. Tenía miedo a enfrentarme a la vida. Miedo a volver a casa. Dos años y medio después el momento ha llegado. El momento de volver a casa. Y no pienso hacerlo de cualquier manera. Pienso hacerlo a pie”.

Cuando ya lleva más de setecientos kilómetros en las piernas, Alberto ha logrado la mitad de la recaudación prevista. Puede realizarse a través de esta página web en favor de la Asociación Española Contra el Cáncer. Y quien quiera seguir sus peripecias, a través de la página de Facebook #UniendoMaresContraElCancer, con un vídeo diario en el que resume la etapa realizada. 

Las últimas le han llevado a regresar a una tierra que ocasionalmente fue su casa, y lo ha hecho disfrutando de la Sierra de Béjar, de los hermosos parajes de la comarca de Guijuelo entre enrevesados senderos, de la Sierra de Dueña y sus molinos de viento, y cómo no, de los acogedores albergues de la Vía de la Plata. “Ha sido como regresar a los dieciocho años, tengo una emoción especial por recorrer estas calles, son tantos recuerdos”.

Tan positiva está resultando la experiencia que su idea inicial era recorrer la Vía de la Plata, “ignorante de mí”, siguiendo la carretera nacional, pero al alejarse de la circulación por precaución comenzó a descubrir lugares con encanto y gente encantadora, el sendero original hacia el Camino de Santiago, y a cada kilómetro que transcurría mayores eran las ganas de madrugar al día siguiente para volver a calzarse las zapatillas y recorrer los senderos de Andalucía y Extremadura primero, de Castilla y León ahora antes de su Asturias natal.

“Cuando salgo a las seis de la mañana hacia el siguiente destino pienso qué voy a contar hoy en el vídeo, porque a priori el terreno parece que va a ser muy monótono, pero siempre surge algo. Es toda una experiencia sobre todo porque me gusta caminar solo para así no perder ningún detalle de lo que ocurre a mi alrededor, para saborear cada kilómetro del camino”, explica tras llegar al albergue municipal junto al Huerto de Calixto y Melibea.

¿Qué pasará después, cuando este caracol humano, trotamundos que ha recorrido ya varios continentes, llegue a Candás? “Siempre digo lo mismo, soy como el Cholo Simeone, partido a partido, pues yo sólo pienso en la etapa siguiente, en todo lo que la vida puede ofrecerme”. Porque la vida no trata de encontrarse a uno mismo, sino de crearse a uno mismo. Alberto está volviendo a crear su historia, a reconstruir los cimientos que el hastío quiso derribar, a interiorizar sensaciones que están a nuestro alrededor para enriquecernos pero la vorágine diaria nos impide con frecuencia poder vislumbrar. Está, al fin y al cabo, volviendo a vivir, y de eso se trata también la Vía de la Plata, un camino de introspección.

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