El padre de la propietaria de la vivienda asegura que el acusado por el crimen del paseo de la Estación le abrió la puerta ese domingo

Segunda jornada del juicio en la Audiencia Provincial por el crimen del paseo de la Estación. Un testigo, padre de la propietaria de la vivienda, asegura que acudió a la vivienda por petición de una nueva inquilina sobre las 17:30 horas y que le abrió la puerta Roldán Armando Oyela, presunto autor de los hechos, al que le reconoció hasta por voz. Las inquilinas del piso compartido aseveran que el acusado vivía allí regularmente, al contrario de lo que él expuso el día antes. Durante el lunes, el acusado negó los hechos entre múltiples incongruencias. El Ministerio Fiscal le pide veinte años de prisión mientras que la acusación eleva la pena cinco años más

 El padre de la propietaria de la vivienda asegura que el acusado por el crimen del paseo de la Estación le abrió la puerta ese domingo
El padre de la propietaria de la vivienda asegura que el acusado por el crimen del paseo de la Estación le abrió la puerta ese domingo

El juicio contra el presunto asesino de Yolanda Jiménez, el hondureño Roldán Armando Oyela Licona, prosiguió este martes en la Audiencia Provincial después de que en su primer día declararan el propio acusado y hasta 16 agentes de la Policía Nacional, Policía Local de Terradillos y Guardia Civil. 

En esta segunda sesión del juicio fue el turno, inicialmente, para diferentes vecinos e inquilinas de la vivienda en el momento de los hechos. Esclarecedor fue el relato del padre de la propietaria en este sentido que, como ya se declaró el día antes, tuvo que acudir el mismo día de los hechos a la vivienda para que una nueva inquilina pudiera entrar. Esto ocurrió sobre las 17:30 horas, después de que la víctima ya hubiera fallecido pero antes de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y servicios sanitarios dieran cuenta de ello. 

En la declaración, por videoconferencia, aseguró que quien le abrió la puerta después de repetidos intentos fue "el novio" de la víctima, aludiendo al acusado, al que meses antes había intentando echar de la habitación, ya que estaba a nombre de Yolanda Jiménez, la fallecida. De hecho, le llegó a pedir la fregona para poder limpiar la otra habitación a lo que el acusado respondió que Yolanda no estaba y que no veía la fregona. "Lo reconocí hasta por la voz", comentó. A pesar de ello, durante la vista, no pudo corroborar que fuera él después del cambio de imagen con más barba y pelo más largo aunque sí respondió que "sí parece". Todo lo anterior lo corroboró la propietaria de la vivienda que, sin embargo, no acudió hasta que no llegó la Policía Nacional ese mismo día. 

"Estaba continuamente"

Las inquilinas que, por aquel momento compartían piso con la víctima, también confirmaron que el acusado vivía allí. De hecho, una, que se consideró amiga de ella, dijo que "él estaba continuamente allí". Alegó que las discusiones eran continuas y relató una de ellas cuando el 14 de abril, tres días antes del suceso, ella se fue a Ciudad Rodrigo, de donde es. Aseveró que durante una discusión en esta jornada, ella quiso que pararan. "Déjale en paz, que es mi prima", le dijo, ante lo que el acusado, según la testigo, se tiró sobre ella con un cuchillo amenazándole de muerte. De hecho, afirmó que le llevó a decir que le "iba a arrancar el corazón y se lo iba a comer". También confesó que un día la víctima le comentó que le iba a matar y que solo la visitaba él. 

También corroboró su estancia otra inquilina del hogar aunque durante ese fin de semana no vio al acusado. Ella se fue el sábado por la noche a Bilbao y esa misma tarde vio a la víctima con dos cafés por lo que imaginó que estaba con él. Afirmó que ella "le quería mucho" pero que sí vio discusiones e, incluso, alguna agresión del acusado a la víctima. 

Vecinos del portal

Quien dio la voz de aviso fue una vecina, que sobre las 18 horas escuchó golpes "excesivamente fuertes", como relató, por lo que decidió bajar a ver qué ocurría aunque estos cesaron. Poco más tarde volvieron a darse estos golpes y ya fue cuando llamó a la propietaria pensando en un robo, motivo por el cual esta última llamó a la Policía Nacional. 

Contó durante su declaración que se asomó por la ventana y vio huir a una persona a la que no le pudo ver la cara y, por tanto, no reconoció, aunque lo recuerda con cabello moreno y rizado, de complexión fuerte, así como una cazadora gris de chándal. 

Esto ocurrió en el número 60 del paseo de la Estación y poco después, sobre las 20 horas, otros dos vecinos del número 50 aseguran que vieron a un hombre forzando la puerta del portal y subiendo al primero para luego bajar, gruñendo ante las preguntas de qué hacía allí. Ambos corroboraron que se trataba de un hombre de tez morena, pelo negro, media melena y complexión fuerte que podría ser el acusado. A pesar de ello, le vieron "algo ido" y no como si tratara de escapar de algo hasta el punto de que "se quedó un rato" en la calle a pesar de que la Policía Nacional estaba llegando. 

Compañías en la vivienda

Uno de los puntos más esgrimidos por la defensa fue la de conocer cuántas personas podrían pasar por esa vivienda, ante lo que los vecinos sí respondieron que muchas. De hecho, la vecina que dio la voz de alarma llegó a afirmar que era un "piso patera", que entraban y salían numerosas personas.

También lo corroboró otra vecina que lo fue hasta cerca de un mes antes del suceso, como declaró. Esta comentó que entrar y salir lo hacía mucha gente y que a Yolanda Jiménez la vio con otro chico pero también con otras muchas amistades los meses previos al crimen. 

El acusado se enfrenta a veinte años de prisión que le pide la Fiscalía por el presunto asesinato de Yolanda Jiménez, cometido el 17 de abril de 2016 en una vivienda del paseo de la Estación, asestándole, según el escrito del Ministerio Fiscal, 51 puñaladas sobre las 14 horas, aunque no fuera hasta las 20 horas cuando el 112 recibió el aviso. Fue detenido un día después en la zona de Terradillos, al que llegó andando por la carretera y desde entonces se encuentra en prisión. La acusación aumenta su petición en cinco años y la defensa pide la libre absolución. 

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