No ha sido hasta el año 2014 cuando un equipo de investigación, formado por docentes de la Universidad de Barcelona, han realizado la primera intervención arqueológica en la propia necrópolis, lo que les ha permitido empezar a conocer cómo eran las estructuras que erigieron allí las personas halladas en el propio enterramiento.

Entre las excavaciones que se están desarrollando en la Cuenca Baja del río Duero y las de Comunero de Revenga, en la Cuenca Alta, los resultados están mostrando qué actividad hubo en esta zona desde la caída del Imperio Romano, en el siglo V, y cuando se abandonaron, en el siglo VIII.

La necrópolis de Revenga y las que se encuentran en la zona podrían datar desde el siglo VIII al X, una época final, según ha indicado Karen Álvaro, y precisamente lo que están descubriendo con las investigaciones cada verano es la presencia de pobladores antes de las necrópolis.

Allí han hallado utensilios muy básicos, según ha asegurado la profesora Karen Álvaro, del Departamento de Historia y Arqueología de la Universidad de Barcelona, cerámicas y restos de hierro.

Esta campaña han sido solo cinco, pero normalmente alcanzan las diez personas las que se desplazan hasta el Comunero de Revenga para proseguir con la investigación, algunos de ellos alumnos en prácticas.

Además, Ramiro Ibáñez, diputado provincial de Patrimonio y alcalde de Canicosa de la Sierra, ha abierto la puerta a cualquier persona para que se sume a las labores de investigación que realizan cada verano.

El libro se puede adquirir en la Casa de la Madera de Comunero de Revenga, a un precio de 20 euros, y se han editado cerca de 1.000 unidades, algunas de las cuales han sido distribuidas por Universidades y sociedades arqueológicas. Los beneficios irán destinados íntegramente a financiar futuras campañas.

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