Sigue el Calasanz dando guerra en el fútbol base después de muchos años y en alevines, por ejemplo, han logrado el ascenso a Segunda División esta pasada semana. Lo hacen desde el grupo tres de la Tercera, en la que marchan terceros. Sin embargo, la cantidad de equipos filiales le han permitido celebrar antes de que finalice la temporada que, por otro lado, para ellos casi lo ha hecho.

Y es que las retiradas de equipos en la temporada han causado daño a una Liga ya de por sí más corta. Once equipos la componían al comienzo y dos causaron baja. De esta manera, este pasado fin de semana disputaron la que sería su penúltima jornada y hasta dentro de más de un mes no jugarán su último partido contra el Jai Alai D.

Hasta entonces solo les queda entrenar para intentar seguir formando a los chicos que, como colegio, más allá incluso de club de fútbol, es lo verdaderamente importante. Sin embargo, la falta de continuidad también afecta para ello, aunque lo han aprovechado para conseguir mejorar en el terreno táctico.

Esta falta de continuidad, eso sí, no resta un ápice en el objetivo del equipo, que no es otro que seguir evolucionando y crecer como equipo, siempre a través de la diversión y el disfrute. En lo deportivo, al ver la temporada, ya está en finalizar en el tercer puesto en el que se encuentran aunque será complicado ya que no dependen de ellos mismos precisamente por esa falta de fútbol que afrontarán durante el próximo mes mientras su rivales sí juegan.

En el Calasanz tienen claro que el equipo de fútbol es una forma más de enseñar valores, de que aprendan a jugar siendo legales. De hecho, comentan que se debe tener cuidado con la tan frecuentemente nombrada ‘picardía’ ya que no debe utilizarse para aprovecharse de una situación que pueda afectar al rival. Hay que ser conscientes, en el caso de los entrenadores, de que muchas veces los jugadores pueden tener su ejemplo y este, valga la redundancia, debe ser ejemplar.

Por ello, en estos alevines se intenta inculcar, además de una competitividad sana, el compañerismo y el saber tanto ganar como perder. Más allá, el fútbol también lleva aparejado con él el esfuerzo, el sacrificio y la constancia, valores imprescindibles para el futuro que les llega. Lo más importante, y en lo que ponen más energía, es en esta educación que forme, sobre todo, personas. Si luego las personas consiguen ganar, mejor, porque estarán viendo también una recompensa.

Y en ello están y en ello seguirán lo mucho que le queda de temporada en tiempo, aunque solo sea un partido, aprendiendo de cada minuto que estén sobre el terreno de juego. Seguirán entrenando para ello con un balón en los pies y con una cabeza cada vez más amueblada. Poco a poco pero constantemente.

La plantilla está formada por Diego y Álex (porteros); Valle, Mateo, Hugo y Miguel (defensas); Hache y Sergio (centrocampistas); Adri, Lucas y Víctor (extremos), Rubén y Anto (delanteros); Carlos (entrenador).

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