La última jornada del Carnaval del Toro obligó a los voluntarios de Cruz Roja a atender a 13 personas de entre 13 y 68 años, aunque ninguna de gravedad. La mayoría de las intervenciones, como ya sucediera en jornadas anteriores, se debieron a contusiones y golpes al paso de los astados o en la propia plaza. El momento del encierro urbano fue el más peligroso, no obstante requirió hasta cuatro intervenciones de los servicios de emergencias. El caso más grave fue el de un joven portugués de 26 años herido en la frente, debiendo ser atendido en el quirófano de la plaza.
 
La mayoría de las atenciones del equipo de Cruz Roja a lo largo de todo el Carnaval del Toro, poco más de medio centenar, se centraron en problemas menores, a excepción del primer encierro en el que dos jóvenes resultaron heridos, uno de ellos por asta de toro.  También el primer día, un hombre de 41 años resultó herido de gravedad durante el desencierro debido a un traumatismo craneoencefálico que obligó a trasladarlo al Hospital Virgen Vega.

Los animales, salvo excepciones, también estuvieron a la altura de los festejos dejando algunos de los encierros más rápidos de los últimos años. La lastima para los aficionados fue la excesiva quietud del toro del Aguardiente que aspira por vez primera al trofeo al animal más destacado del carnaval.  

 
 
 
 

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