"El PP me ha abierto expediente porque no he permitido la corrupción". Con este titular, extraído de la entrevista que concedió a La Opinión-El Correo de Zamora el 21 de febrero de 1997, Antolín Martín abrió la caja de los truenos del Caso Zamora, el proceso que investigó, durante casi cinco años, un posible escándalo de financiación irregular y corrupción en su partido. Después de seis ejercicios al frente de la Diputación y de diez en total como dirigente, tras su mandato como alcalde de la capital, uno de los hombres fuertes de los populares en la provincia se convertía en el enemigo público número uno de la formación.

Después de estas declaraciones y de los hechos que comenzaron a desarrollarse a continuación, Martín aguantó en el puesto apenas dos meses. Tras perder todos sus apoyos internos, el 26 de abril de 1997 una moción de censura del PP le apartó del cargo: ?¿Será fácil acostarse con un felón, vivir con un traidor, comer con un desertor, pasear con un vendido, hablar con un infiel, confiar en un hipócrita? Quiero comprobar hasta dónde puede llegar la miseria humana viéndoles a algunos de ustedes levantar la mano?, gritó el presidente saliente, en referencia a los últimos cinco diputados que le habían negado ayuda.

Ninguno de ellos cambió de opinión y Antolín Martín abandonó la presidencia de la Diputación, no sin antes lanzar un último mensaje: ?Quien traiciona su conciencia, quien se aferra al poder vendiendo al amigo, quien aprovecha la cosa pública para enriquecerse, quien practica el nepotismo, quien favorece a determinadas empresas de obras, de compañías de seguros, de aseguradoras médicas a sabiendas del beneficio particular que dicha decisión les reportará, no solo carece de ética, sino que también es un presunto corrupto y hay que echarlo de la política, ya sea alcalde, diputado provincial, procurador, diputado nacional, senador. presidente de la Junta o presidente del Gobierno. Nadie es más que nadie?, concluyó, antes de cederle su asiento a Miguel Pérez Viguera.

En ese preciso instante, concluyó la etapa de casi diez años de Martín como dirigente institucional. Su vida política terminaría algunos años después, cuando se vio obligado a renunciar al acta de concejal del Ayuntamiento de Zamora, que había logrado desde el CDS en las Municipales de 1999, "al incurrir en un asunto de custodia de documento público", según recuerda el edil saliente de Izquierda Unida, Francisco Molina.

EL CUARTEL VIRIATO

De su etapa como alcalde de la capital, entre 1987 y 1991, el momento más recordado es el del asalto al Cuartel Viriato. En contra de la idea de su partido, Antolín Martín se convirtió en el símbolo de la ocupación del antiguo terreno militar y colaboró activamente en la recuperación de la zona para el pueblo de Zamora. Aquellas parcelas iban a convertirse en bloques de pisos y terminaron siendo la sede del actual Campus universitario de la ciudad.

Aquello sucedió en 1990 y todavía se recuerdan las famosas duchas que Martín se daba, manguera en mano, durante la ocupación del cuartel. Hace poco se cumplieron 25 años de una hazaña popular que aún se está fresca en la memoria de quienes la vivieron y que se mantendrá en el imaginario colectivo con la figura del alcalde a la cabeza.

 

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