Salamanca es cuna de grandes pensadores y literatos, pero también de recordados caballeros y conquistadores. Cuando los confines del mundo conocido llegaban más allá de unas millas de las costas portuguesas, un grupo de valerosos aventureros cambió la historia con sus hazañas. En otras ocasiones fueron hechos silenciosos que tardaron en reconocerse en el callejero salmantino. Es el caso de Vázquez Coronado.

Entre las calles Toro y Zamora asciende, o desciende, según se mire, una de las arterias comerciales del casco histórico de la ciudad. Originariamente fue la calle Sol, denominada así porque su situación geográfica le garantizaba, cuando no existían los grandes edificios de la actualidad, estar bañada por el astro rey casi durante toda la jornada.

Al llegar el siglo XX, dentro de una espiral de cambios de nombres a favor de personajes ilustres salmantinos, se decidió renombrar a esta calle como Vázquez Coronado, no en referencia a Francisco Vázquez de Coronado, conquistador de América y virrey de la denominada Nueva España, con un medallón en la Plaza Mayor. Se trata de su hermanastro, Juan Vázquez de Coronado, quien naciera en esta calle en 1523 y fuera otro conquistador de las Américas, pero conquistador de espíritus, pues en su labor como gobernador abogó más por la diplomacia que por las armas.

Tras la dictadura, el Ayuntamiento decidió renombrar las calles relacionadas con el franquismo. Por error se incluyó en el lote la calle Vázquez Coronado, recobrando su primer nombre, Sol. Sin embargo, al igual que el astro rey sale y se pone cada día, el nombre de esta calle volvió a cambiarse en 1988, deshaciendo el entuerto y recuperando el de Vázquez Coronado.

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