La Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León vuelve a ser objeto de la polémica en la provincia de Salamanca una vez más. Meses atrás lo fue por las obras del nuevo hospital, paradas durante años; tras reanudarse los trabajos, los problemas vinieron con los accesos para el tráfico; diluido este problema, la Consejería se metió en el ojo del huracán al proponer una reducción de la plantilla del hospital; y tras recular, ahora la polémica llega con la derivación de operaciones quirúrgicas a otras provincias.

Como ya alertara este diario el pasado domingo, el problema está en que se han derivado estas intervenciones pese a que Salamanca dispone de un hospital privado como la Santísima Trinidad. El gerente del hospital ofreció ayer varias justificaciones, aludiendo a escasez de infraestructuras y fallos burocráticos para excusar que las operaciones se hayan adjudicado a un grupo de clínicas privadas asentado principalmente en Valladolid y Zamora.

Cerca de dos mil salmantinos han sido citados para que la intervención quirúrgica se les realice en clínicas privadas de Zamora (casi 1.200), Burgos (cerca de 500), Valladolid (más de 200), Segovia (medio centenar), incluso a cinco para Madrid. Sin embargo, la tercera parte están rechazando desplazarse a otras provincias para operarse, pues los problemas secundarios que están sufriendo numerosos pacientes de los casi 350 ya operados, difundidos a través de las redes sociales, les están echando para atrás.

Aunque muchas son cirugías menores, es decir, que carecen de intervenciones en órganos vitales, las secuelas están siendo importantes en algunos casos, derivadas de los largos desplazamientos. De hecho, se han dado varios casos de pacientes con complicaciones después de operarse en Burgos, quedando en estado grave. De ahí que el temor se esté disparando entre numerosos pacientes, que exigen ser operados en su ciudad, Salamanca.

 

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