Tras ser encontrado el cadáver, fue reconocido por un familiar e incinerado horas después. Durante dos semanas se buscó por todos los rincones del Pozo de los Humos, con todo tipo de medios, aéreos, acuáticos y terrestres, pero la fuerza del torrente de agua dificultaba enormemente las labores de búsqueda. Cuando disminuyó el caudal del río Uces, el cuerpo apareció en una poza a unos cincuenta metros de la cascada, donde al parecer había estado durante dos semanas atrapado entre unas rocas a unos tres metros de profundidad.
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