La obra para la reparación de la antigua depuradora de Alba de Tormes y la ampliación de una zona nueva estará acabada a finales de mes. El Ayuntamiento revela que parte de la instalación está ya en funcionamiento. Según explicó el concejal de Medio Ambiente, Miguel Ángel Hernández, el estado de la antigua depuradora era ?lamentable?. Por su parte, el encargado de la obra no achaca el problema al aumento de población, sino a una situación de ?abandono total?. 

El proyecto es fruto del acuerdo del Somacyl (Sociedad de Medio Ambiente de Castilla y León), la Junta de Castilla y León y el propio Ayuntamiento. El presupuesto total asciende a 1.034.700 euros, de los que el Consistorio pagará 100.000 euros en 2016 y otros 96.000 anuales durante los próximos 25 años. El desembolso incluye el mantenimiento de la planta.

La obra ha sido realizada por la empresa vallisoletana ?Collosa? especializada en plantas potabilizadoras, que además de sus empleados ha contratado a cinco trabajadores albenses. El proyecto ha constado de dos partes. Por un lado la reparación y puesta en marcha de la antigua depuradora y, por otro, la ampliación de una zona de depuración nueva.

Instalaciones y técnicas más novedosas

Según el encargado del proyecto, la situación era de ?abandono total?. Durante estos meses, el Ayuntamiento de Alba de Tormes ha recibido autorización de la Confederación Hidrográfica del Duero para limitar el funcionamiento de la planta. En este momento, la depuradora solo separa los gruesos pero no limpia el agua en su totalidad. 

Para el proceso de limpieza posterior a la eliminación de los gruesos, la empresa ha construido un nuevo reactor biológico de 4,70 metros de altura y ha ampliado la altura del antiguo para igualarla al nuevo reactor. Sin embargo, el reactor antiguo es el doble de ancho que el nuevo, por lo que su capacidad es mucho mayor. 

En palabras del encargado de la obra, ?los reactores pueden trabajar juntos o independientes, según las circunstancias?. En el fondo de dichos reactores hay unas nuevas válvulas del aire que hacen que las bacterias encargadas de limpiar el agua acaben con el fango de la superficie. Después, el agua pasa a un nuevo decantador, en el que la bacteria no tiene oxígeno y muere, lo que provoca que caiga hasta el fondo del tanque.

Además de un nuevo reactor biológico y un decantador, la empresa ha ampliado las secantes y ha mejorado los procesos utilizados durante el pretratamiento con nuevos tamices rotativos: rotosieve y rototamiz.

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