La oposición a esta medida fue mayoritaria entonces. El propio Málaga lo recuerda en las memorias que recientemente acaba de publicar, una polémica iniciativa que le granjeó incluso constantes improperios cuando caminaba por la calle. Los comercios de la época se echaron las manos a la cabeza al considerar que tendrían menos ventas, al igual que los propios ciudadanos, acostumbrados a dejar el coche a la puerta de la tienda.
El paso del tiempo ha demostrado que aquella medida fue acertada, pues las calles Toro y Zamora se han convertido en las principales arterias comerciales de la ciudad. Ahora los negocios de muchas calles suspiran por su peatonalización, al considerar que así se generan más ventas.
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