En la memoria de los salmantinos todavía permanecen los coches por las calles del centro de la ciudad, pudiendo entrar hasta la mismísima Plaza Mayor. Imágenes en blanco y negro de unas vías donde el granito de hoy era el humeante adoquinado de ayer. Pero llegó un momento en que las retenciones hacían imposible el tránsito por el casco histórico de la capital del Tormes. Hace tres décadas el entonces alcalde Jesús Málaga adoptó una importante decisión: peatonalizar las calles Toro y Zamora.

La oposición a esta medida fue mayoritaria entonces. El propio Málaga lo recuerda en las memorias que recientemente acaba de publicar, una polémica iniciativa que le granjeó incluso constantes improperios cuando caminaba por la calle. Los comercios de la época se echaron las manos a la cabeza al considerar que tendrían menos ventas, al igual que los propios ciudadanos, acostumbrados a dejar el coche a la puerta de la tienda.

El paso del tiempo ha demostrado que aquella medida fue acertada, pues las calles Toro y Zamora se han convertido en las principales arterias comerciales de la ciudad. Ahora los negocios  de muchas calles suspiran por su peatonalización, al considerar que así se generan más ventas.

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