- ¿Cómo es el día a día del museo?
- Abrimos y ofrecemos el servicio que damos siempre orientado a turistas, a grupos escolares, a familias y en algunas partes al público salmantino porque no nos olvidemos que la razón fundamental de este museo es proteger el patrimonio de Salamanca. No es un museo para que vengan turistas, que vienen y está muy bien, pero aunque no viniera ninguno tendríamos que seguir existiendo. Hay un montón de patrimonio mueble que tiene que ser custodiado y llevamos haciéndolo más de siglo y medio.
 
- ¿Qué exposiciones tienen actualmente?
- En estos momentos tenemos la pieza del mes y dentro de ella lo que vamos a empezar a hacer se llama la pieza invitada, que es coger un museo integrado en el sistema de museos de Castilla y León, en este caso el Museo de la Industria Chacinera de Guijuelo, y pedirles una pieza significativa para exponerla a la gente de Salamanca. La que tenemos ahora es el bombo del sorteo de la matanza, que establecía el orden en el que los particulares y las empresas hacían la matanza. Aprovechamos también para promocionar otros museos.
 
- Y ahora comienzan una nueva, ¿no?
- Hemos cogido obras de arte del Museo Taurino de Salamanca y lo exponemos junto con la colección de tema taurino del museo. Supongo que la gente disfrutará porque inauguramos en ferias y es una cosa bastante de la tierra. Esa es una cosa que solemos hacer, procuramos en el mes de septiembre hacer una exposición de temas que gusten a la gente de Salamanca. El año pasado estábamos con la exposición de ‘Salamanca cuidando de sí misma’, que era la protección del patrimonio de hace más de siglo y medio.
 
- ¿Hay alguna exposición en este tiempo que lleva como director que le haya marcado o le haya gustado especialmente?
- Esas cosas ya van por gustos personales, a veces la exposición que más gracia te hace es la que más te costó. Me gustó, por eso te la he comentado, la de ‘Salamanca cuidando de sí misma’ y no sólo porque salió bastante bien y hemos conseguido exponerla en bastantes lugares, sino porque también hubo una muy buena colaboración con el Archivo Histórico Provincial, ellos aportaron documentos, nosotros pusimos objetos, y fue una cosa por la que tenemos que ir, colaborar con otras instituciones aunque no tanto instituciones que sean iguales que nosotros, sino complementarias, que podamos juntar fuerzas.
 
- ¿Es fácil esa colaboración?
- Sí, la verdad es que no hay problema. Muchas veces es más el miedo de “estos pasarán de mí”, pero no, la gente tiene buena voluntad y colabora. Lo que pasa es que todos tenemos poco dinero y cada vez es más difícil, pero precisamente si colaboramos se pueden hacer mejores cosas.
 
- ¿Tienen un recuento de los visitantes que han pasado por aquí hasta la fecha?
- En el año estamos en 18.266 y en este mes de agosto en 2.403. Nos está yendo un poquito mejor que el año pasado. Puede tener que ver con que tenemos una conservadora más y que el año pasado por estas fechas no teníamos al encargado de didáctica.
 
- ¿Viene más gente ahora que antes?
- Antes venía muy poca gente. Ahora las actividades enfocadas a grupos escolares, donde hay una buena colaboración con el Ayuntamiento, tienen bastante éxito. Los claustros educativos tienen un sitio a donde ir para informarse y ver la oferta y en el momento en que lo hacen tenemos información para ellos. Hay 20 centros culturales y no tenemos que dedicarnos todos a elaborar información para llegar a todos los centros, lo hacemos a través del Ayuntamiento.
 
- De los visitantes que vienen al museo, ¿cuáles se involucran más: los turistas extranjeros, los turistas nacionales o los salmantinos?
- Pues la verdad es algo que nunca he preguntado. Muchas veces los salmantinos se encuentran con cosas familiares y que les interesan más. Hay que hacer llegar a la gente historias interesantes, está bien que tengamos una buena cantidad de obras que estén bien documentadas y que digan que son de este autor y de este año, pero muchas veces la gente no sabe qué significa. Podemos tener un escudo de la familia de los Maldonado, pero lo que le tienes que contar a la gente de fuera de Salamanca es la Lucha de Los Bandos. Entonces puedes decir que la Lucha de Los Bandos era más o menos el entorno en el que se desarrolla la obra de teatro de ‘Romeo y Julieta’ de Shakespeare, al final de la Edad Media las clases dominantes de las ciudades empiezan a pelearse por quién manda en la ciudad, en Salamanca tenemos la Lucha de Los Bandos y en Verona existe la leyenda de Romeo y Julieta, la lucha de familias nobles enfrentadas. Eso es lo que hay que hacerles llegar porque no es cuestión de un catálogo de objetos para ver, todos ellos crean historias. Muy divertido también es que tenemos una serie de cuadros de ángeles arcabuceros, que mezcla pintura de los indios con pintura europea, son soldados con alas y con vestidos del siglo XVIII con mucho oro, que van con arcabuces. Tenemos un libro de firmas y solemos tener comentarios espontáneos que dicen por ejemplo “me han encantado los ángeles arcabuceros, he cogido ideas para el desfile del Orgullo Gay de este año” o que debemos tener más arqueología.
 
- ¿Entiende que haya salmantinos que desconozcan dónde está el museo?
- Entiendo que es una cosa general actualmente. Uno de mis objetivos es que cuanto tú te subas a un taxi y quieras ir al Museo de Salamanca sepan dónde ir. Sucede bastante y una de las principales razones es que como seguimos siendo un museo de la administración no tenemos la organización de promoción que tienen las entidades de derecho privado. No puedo pagar publicidad porque estamos dentro del derecho administrativo. Hay una serie de modos de promoción a los que tenemos difícil acceso. Sin embargo, tenemos elementos como es la didáctica para niños que estamos consiguiendo que a estas alturas es fácil que no haya un niño de 5 a 12 años que no haya venido al museo.
 
- Como acaba de decir, es fácil que no haya niños que no hayan pasado por aquí. ¿Entiende que luego a medida que van creciendo dejen de lado la cultura? ¿O es que de pequeños les llevan obligados?
- Les llevan, efectivamente, son visitas obligadas, para qué nos vamos a engañar, pero se lo pasan bien y muchas veces al fin de semana siguiente vienen con sus padres para que vean el dibujo que han hecho. La gente ve cosas mejores que hacer, hay muchas actividades que los jóvenes hacen, pero no suelen ser visitar museos.
 
- ¿Cómo está el panorama museístico en la ciudad?
- Cambió bastante con el año de la capitalidad cultural, antes no había prácticamente museos y el Museo de Salamanca era el que se ocupaba de la arqueología, de la promoción del arte contemporáneo y de un montón de cosas. Luego Caja Duero empezó a hacer sus exposiciones, el Ayuntamiento en el DA2, y ahora hay un panorama bastante amplio. Además, es un panorama que ha sobrevivido a la crisis y eso ya genera un punto de dureza porque en las buenas épocas se abren muchos museos, pero en las crisis se cierran. Ahora ya tenemos una oferta cultural en Salamanca que ha superado una crisis y si la ha superado es más fuerte para seguir continuando.

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