En una de las tiendas, situada en la calle María Auxiliadora, aseguran que lo más raro que les han llegado a pedir son un pingüino para ponerlo en un bar, un tiburón para tenerlo en un acuario en el salón de casa y chimpancés. En lo que respecta a las aves, han vendido loros verdes, guacamayos y cotorras.
Sobre el auge las serpientes, uno de los dos dueños, Jesús, confiesa que le resulta difícil entender esta tendencia porque “son animales que no hacen nada”. Además, existe un riesgo patente con estas especies, ya que son capaces de estrangular y devorar a las personas como ha ocurrido este mismo mes en Canadá, donde dos niños murieron rodeados por el cuerpo de una pitón.
En otra tienda, situada en Santa Marta frente al Centro Comercial El Tormes, su dueño explica que el reptil más solicitado en Salamanca es la iguana y que los clientes están realmente concienciados de los cuidados que requiere una especie de este tipo. Por otra parte, afirma que la normativa vigente les obliga a que los animales que vendan sean europeos o criados en España, con todos los controles sanitarios en regla y que siempre exige factura a los proveedores para que no le den gato por liebre. Como curiosidad, a él también le han llegado a pedir un tiburón malayo e incluso un caimán.
Más común en los últimos tiempos es la proliferación de hurones por la ciudad, y es que ya no sólo vemos perros paseados por sus dueños, sino también estos pequeños mustélidos. Domesticados en su día para cazar conejos, los hurones son animales muy curiosos y activos y deben portar un chip identificativo.
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