Durante 25 minutos, más de 40 tonalidades de color diferentes pintaron el cielo con figuras como corazones, espirales y triángulos antes de un final apoteósico. La actuación corrió a cargo de la empresa Caballer FX, que realizó los disparos desde cinco puntos diferentes, tres principales y dos intermedios, mediante la técnica del disparo por cable.
Debido a la nueva normativa, el calibre máximo que se utilizó fue de 200 milímetros y el 90 por ciento de los artefactos son de fabricación nacional. "En Salamanca me encuentro como en casa", aseguraba días atrás Pablo Azcárate, encargado de la empresa que repitió en Salamanca un año más.
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