Resulta especialmente llamativo el color que ha tomado el monte de Santibáñez de Béjar, limítrofe con Guijo de Ávila. La Piquera, la Tejera y el Calamocho han adoptado un color pardo del que sobresalen por su verdor los pinares y pequeños círculos salvados milagrosamente. El verde se ha visto reducido a los fresnos junto al arroyo de la calera a lo largo de la carretera que une Santibáñez y la Cabeza de Béjar. El cordel de merinas también se encuentra muy afectado.
El hecho de que no exista concentración parcelaria en la localidad dificulta aún más la solución al problema. La oposición municipal propuso la compra de producto para fumigar las encinas desde tierra por aquellos propietarios que lo deseen. De esta manera, aunque no se erradicaría el problema, si serviría para cortar el avance de la plaga. Al parecer, varios vecinos de la localidad se han puesto de en contacto con técnicos expertos quienes consideran el otoño como la época ideal.
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