Pokémon Go se ha convertido en mucho más que un juego en las ciudades. Se trata de casi una red social y un lugar de reunión siempre en torno a las llamadas pokeparadas y los cebos que en ellas depositan los jugadores. Estos atraen a pokémones de diversos tipos por lo que alrededor se suman decenas de personas en la búsqueda de completar el juego. 

Esto ocurre tan solo en el centro de las ciudades. De hecho, una de las críticas al videojuego para dispositivos móviles es la poca utilidad que puede tener en los pueblos en los que no existen, en la mayoría, pokeparadas, por lo que a pesar de que aparezcan diferentes tipos de pokemon no podrían ser capturados al no contar con lugares en los que aumentar el número de pokeballs. 

Sin embargo, no hay que irse tan lejos de la ciudad para que esto mismo ocurra. En Salamanca, por ejemplo, en los barrios periféricos apenas se cuenta con estas pokeparadas. En Buenos Aires, al que SALAMANCA24HORAS acudió, no hay ninguna aunque sí aparecen pokémones como un rattata o su evolución, un raticate.

En Chamberí cuentan con númerosos pokémones, especialmente en las zonas verdes del barrio, aunque solo haya un lugar en el que poder recargar situada en la glorieta Aceñas. En el tiempo que estuvimos en El Zurguén no apareció ningún pokemon, aunque el barrio sí cuenta con una parada en la capilla de la Sagrada Familia en la que se agolpan los jugadores del barrio.

Un poco más abajo, entre el Teso de la Feria y el barrio de La Vega, solo en el Parador de Salamanca y en el mural que da la bienvenida a los foráneos se puede recargar, mientras que en San José hay alguna pokeparada más, aunque en proporción muy inferior a todas las que se puede encontrar por la zona monumental. De hecho, en esta zona trastormesina, la cantidad de pokémones que aparecen son muy inferiores a los que lo hacen al pasar el río, en el que se multiplican. 

 

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