Una vida dedicada a la beneficencia sea quien sea que esté enfrente. El homenaje que el Ayuntamiento de Salamanca realizará a Carmen Calzada, presidenta de Cáritas, con motivo del Día Internacional de la Mujer no se puede entender de otra manera. Por eso, explica, los sentimientos que tuvo al saber la noticia fueron «de sorpresa y un poco de apuro» porque se da no para recibir, sino por el mero hecho de conseguir una mejor vida en el que la igualdad sea una piedra angular. 

Además, el reconocimiento no debería ser solo para ella, afirma. «Estas cosas nunca son personas. Formamos un grupo de trabajo y el reconocimiento lo he aceptado porque entiendo que lo es a todas las personas que aportar su grano de arena para que sea una sociedad más feliz y haya más espacios para todos», asevera.

Sin embargo, en Cáritas, la mujer ocupa una pieza fundamental. De los más de 700 voluntarios que forman parte de la familia, tres cuartas partes son mujeres que «día a día aportan su saber estar, su cercanía a la gente. Es un detalle del compromiso de la mujer para ayudar a sus vecinos a tener una vida mejor», comenta Carmen Calzada que tampoco se olvida de los hombres.

Aúna a todas las personas, de hecho, dentro de un mismo ámbito. Nadie se tiene que quedar atrás en la lucha por la igualdad y la dignidad. Es obvio que la mujer ha avanzado con respecto a décadas atrás pero la ilusión de la presidenta de Cáritas es que la pelea no se convierta en la de la mujer frente al hombre. «Hay que trabajar pero sin olvidar que la igualdad es de todos. No hay que trabajar por la dignidad de unos frente a otros isno por la de todos por igual». 

Soluciones

Esta lucha por la igualdad debe pasar por todos los estratos sociales, también por la misma ciudadanía. «Hay una falta de relación humana, de acogida, de justicia en la sociedad, y de ahí derivan todos los micros de los que se habla como el micromachismo». Para Carmen Calzada el principal problema es que la persona no es el centro de la sociedad y «su dignidad no está reconocida en el papel».

Por eso da un paso más en este pelea y habla de de los emigrantes y los refugiados. «Mira el espéctaculo que estamos contemplando. Asi es imposible que una sociedad tenga paz», afirma. Y es aquí donde también debe tomar cartas los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. «Hay que ir con leyes justas, con sistemas de protección social que cubran las necesidades básicas de todo ser humano. Eso da tranquilidad y esperanza. La gente no tiene que estar agobiada por ver qué como hoy y tenemos que aceptar al de al lado no como vecino, sino como hermano», propone. 

La presidenta de Cáritas, además, sabe que hay diferencias entre cada ser humano aunque prefiere no hablar de esa palabra. «Cada uno aporta su estilo y su manera de percibir las cosas pero no se trata de enfrente, sino de codo con codo», dice para acabar dando una pincelada del que será su discurso en el homenaje. «Diré que la mujer tienen un papel y hay que trabajar por ello pero no contra nada ni nadie». 

 

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