Las asociaciones de padres de Salamanca están planteándose unirse en una federación para tener una mayor coordinación y participación por parte de un actor tan esencial en la educación como son los padres. Uno de los temas por los que se pretende crear esta federación es para dar respuesta a la reforma educativa que ha planteado el Gobierno. Abel Sánchez, portavoz de las asociaciones de padres de Salamanca, ha hablado para SALAMANCA24HORAS y nos ha transmitido la opinión de los padres sobre la denominada ley Wert. Sánchez aboga por un sistema básico educativo al que sólo se le puedan realizar pequeños retoques y advierte del peligro de convertir a la enseñanza pública en guetos.
 
- Formar parte de una asociación de padres permite tener mayor contacto con la educación escolar de los hijos. ¿Por qué decidió tener esta proximidad con los centros?
- Primero porque soy padre de unos hijos que están estudiando y entiendo que la educación no es simplemente un problema del sistema educativo. Tenemos la obligación de participar en la educación de nuestros hijos y aportar lo que podamos para que sea la mejor posible. Se trata de hacer realidad el derecho de participación que es fundamental en el sistema educativo. Porque no es simplemente un lugar donde se lleva a los hijos y le dan una serie de conocimientos. En mi opinión, los padres se tienen que involucrar y las personas que formamos parte de las AMPAS intentamos hacer posible esta participación.
 
- Hablando de las AMPAS, se ha puesto en marcha  un proyecto para constituir una federación de asociaciones de padres en Salamanca.
- Sí, hemos vivido un proceso durante bastante tiempo en el que las asociaciones de padres de Salamanca han estado actuando bastante descoordinadas. Por eso nos hemos ido reuniendo y hemos creído conveniente que en este momento hay una necesidad de contar con un órgano que puede servir de cohesión entre todas las asociaciones. Por tanto se va a crear una federación en Salamanca que ya existió en su día pero que desapareció. Ahora la necesidad de dar una respuesta a la situación que está viviendo la Educación Pública ha dejado claro la necesidad de constituir esta federación. Se trata de que los pequeños esfuerzos que podamos hacer no se limiten a las cuestiones internas del centro sino que se pueda poner en común todo el trabajo. 

- ¿Cuándo estará operativa esta federación?

- El proceso está en fase de constitución, se han aprobado los estatutos, se tiene que registrar la propia federación y se espera que el proyecto comience a estar operativo a partir del inicio del próximo curso
 
- El Gobierno ha puesto en marcha la séptima reforma educativa de la democracia. ¿Qué le parece que haya tantos cambios en el sistema educativo en tan poco tiempo?
- Pues muy mal, la educación no se puede convertir en una cuestión de que en función de que cambie el Gobierno transforme el sistema educativo. La educación debería ser una cuestión de estado. Hay que conseguir una ley consensuada, no impuesta. Tanto cambio legislativo no es bueno, además los cambios en materias como esta tienen que tener un tiempo suficiente de asentamiento. Proyectos que a los tres o cuatro años se cambian no  tienen tiempo ni siquiera de desarrollarse. Por lo cual supone que hay una permanente disolución de la educación y de la participación que repercute negativamente en los propios alumnos.
 
- ¿Habría que buscar un gran pacto entre partidos políticos y comunidad educativa?
- Más que en la cuestión política. Son profesores, padres y alumnos  los que fundamentalmente deben ejercer este derecho de participación y tienen que ser escuchados. Por supuesto los partidos políticos tienen que plantearse un sistema básico educativo, donde puede haber pequeñas reformas y retoques, pero que estuviese ya establecido, que al igual que tenemos una constitución tengamos unos pilares en educación. Para eso lo que no se puede es imponer mayorías ni en un momento ni en otro, sino que se trata de llegar a un acuerdo final después de un proceso de discusión y participación en el que cuenten con todo el mundo.
 
- ¿Es necesaria esta reforma? El ministro dice que es la respuesta del Gobierno para luchar contra el fracaso escolar. 
- Yo creo que la reforma no es necesaria. El fracaso escolar no viene dado por una ley o por otra, y menos por una ley que lo que quiere hacer es ocultar cifras. El fracaso escolar no se produce como consecuencia de una determinada legislación sino que es causado por un concepto social de la educación, un contexto económico, social y muchos más factores que van más allá de la propia ley. Posiblemente tenemos un sistema educativo en el que no se dedican los recursos suficientes ni se valora el papel que tiene que jugar la educación en la sociedad. No hay una necesidad real, y no es la justificación de atender a este supuesto fracaso escolar. También habría que analizar que entendemos por fracaso escolar, porque si atendemos a lo que dice esta reforma, que empiezas a expulsar a la gente en edades muy tempranas, al final dirás que esa gente no ha tenido fracaso escolar porque la has derivado a ciertos sitios. Lo del fracaso escolar es relativo, se nos quiere hacer ver esta justificación, pero realmente es por una cuestión ideológica, política y de favorecer a determinados empresarios, a la enseñanza privada y a la iglesia. 
 
- El pasado 9 de mayo se unieron todos los actores educativos en una huelga general de la educación para protestar contra la LOMCE. ¿Qué tiene de especial o de particular esta reforma que ha unido a padres, alumnos y profesores en su contra?
- Es lo que habría que preguntarse. Muy buena no puede ser si todo el mundo está en su contra. En mi opinión, aspectos de la ley totalmente rechazables son por ejemplo la propia forma de elaboración de la ley, es necesario hacer las cosas con visión de futuro y calma, no improvisar y hacer participar a la comunidad educativa. Por otro lado la ley está pensando en niños y jóvenes como futuros trabajadores a los que formar, hay una visión detrás de la ley de que lo importante no es la formación integral de las personas y la creación de los valores críticos, sociales y solidarios. Sino que está trufada en un sentido de competitividad, de crear trabajadores formados en función de lo que necesita un sistema económico determinado. Quieren que los niños y jóvenes entiendan la educación como un proceso competitivo. 

En lo global es una ley que claramente está favoreciendo la educación privada y ataca a la educación pública. Además, desvirtúa la participación de padres y profesores. Los directores de los institutos se convierten en representantes de la administración y la forma de elegir los directores cambia. A partir de ahora serán comisarios políticos que no van a tener que rendir cuentas al claustro de profesores sino únicamente a la administración. Por otra parte es sistema educativo que está segrega a los alumnos a edades muy tempranas. Desde segundo de la ESO los alumnos que continúen sus estudios serán los que hayan superando determinadas pruebas y condiciones. Van a eliminar en principio a mucha gente que no va a continuar los estudios ordinarios de secundaria, de tal manera que luego podrán decir que los que pasen ese corte van a tener un gran éxito escolar.

Los niños desde que salen de primaria van a llevar una etiqueta puesta de cuáles son sus orientaciones de cara al futuro. También estamos en contra con el sistema de reválidas que quiere incorporar la ley, porque cuando estableces muchos exámenes de este tipo, conviertes la educación no en una formación integral sino que estás enseñando a cómo aprobar ese examen, como lo que ocurre en los exámenes de autoescuela, que se enseña a aprobar un examen. Tampoco se sabe quién va a gestionar estos exámenes pero nos lo imaginamos.

 
- De la reforma podemos destacar la incursión de Religión y la eliminación de la asignatura Educación para la ciudadanía. Académicamente, ¿qué le parece la ley?
- Evidentemente la religión como una asignatura más es absolutamente rechazable. La educación pública tiene que ser laica porque estamos en un estado laico. La formación religiosa es algo que no debe formar parte del currículo de la educación como tal. Aquellas personas que procesen una determinada religión o que quieran que sus hijos tengan una educación religiosa tienen centros en los que pueden recibirla. Pero desde luego no en los centros públicos. Ya bastante es que se están subvencionando todos los centros concertados, que son el 90% propiedad del clero. Es una cesión más a los intereses económicos de la iglesia católica, además,  el profesorado que va a impartir la asignatura de religión no van a ser funcionarios sino personas a las que elige la propia iglesia.
 
- ¿Tiene algo bueno esta reforma? Por ejemplo, si diseccionamos la ley encontramos un Plan de Bilingüismo que pretende reforzar el inglés y un modelo de Formación Profesional dual para que los alumnos estén más en contacto con las empresas.
- La verdad es que le saco muy poquito positivo a esta reforma. Porque todas estas cuestiones que se apuntan están cojas ya que no se establece ningún sistema de financiación. De nada sirve decir que se va a avanzar con el bilingüismo, los bachilleratos de excelencia, si después la propia ley no establece como se va a financiar todo esto. Por tanto, las cuestiones más novedosas de la reforma quedan en papel mojado, y mucho más si tenemos en cuenta los rankings en los que determinados centros van a desarrollar unos programas en los que si se van a financiar y en los centros que se vayan quedando atrás van a recibir cada vez menos financiación por lo que se va a abrir una gran brecha. También parece que hay un cierto intento en la ley de mejorar la situación de la Formación profesional, que sigue siendo uno de los puntos débiles de nuestro sistema educativo, pero se limita a hacer meros apuntes, tendría que tener un desarrollo mucho más amplio, y si este desarrollo no se hace de manera seria, sosegada y con participación no sirve de nada. Hay que tener en cuenta que es una reforma de la ley orgánica de la educación y pretende transformar determinadas cosas, en mi opinión, casi lo que ha dejado sin reformar ha sido lo mejor.
 
- ¿Van a seguir protestando contra la reforma?
- Evidentemente, no queda más solución que manifestar permanentemente nuestra oposición. Por eso es necesario dotarnos de unas estructuras más ágiles y coordinadas. La reforma de momento es  sólo un proyecto aprobado por el Gobierno.
 
- ¿Y ve posible que el ministro de marcha atrás a la normativa visto el escaso apoyo de profesores, alumnos y padres?
- Creo que debería reflexionar. Cuando absolutamente todas las partes implicadas manifiestan su rechazo es para pensárselo. Además, a medida que se van conociendo todos los datos de esta ley el rechazo aumenta. Una ley impuesta está condenada a su propio fracaso. Deberían parar la norma y realizar un proceso de participación. También la actitud del ministro de desprestigiar a unos y a otros no ayuda al diálogo. Lo importante no es el planteamiento de unos o de otros, sino que estamos hablando de algo fundamental primero para nuestros hijos y segundo para la sociedad. Una sociedad con una educación de calidad y accesible a todo el mundo es una sociedad de futuro. Una educación que segregue y para unos pocos nada más, será cada vez más injusta, por ello es una responsabilidad seguir protestando y manifestando la oposición.
 
- En Salamanca la educación también es un sector estratégico. ¿Cómo afecta la reforma educativa a nuestra ciudad?
- Pues ya lo estamos viendo, cómo en la universidad por ejemplo los recortes están obligando a que muchos estudiantes posiblemente no puedan acabar el curso cuando ya se está terminando porque no pueden pagar las tasas. Estamos perdiendo prestigio y calidad. En Salamanca tenemos abundante enseñanza privada porque en muchos sitios  la oferta de enseñanza pública es escasa y se empuja a la gente a la privada. Pero si ahora  se nos muestra que la enseñanza privada se va a favorecer y van a tener más medios mientras que la pública se está recortando, vamos a encontrarnos con un crecimiento del negocio de la enseñanza privada. Frente a la pública que corre el riesgo de convertirse en una especie de educación de segunda categoría.

Por tanto yo creo que esta ley va a ir segregando a la gente en la ciudad, igual que en otro tiempo se partía de una segregación de base entre los que se educaron en la escuela nacional y los que estudiaron en los colegios privados. Y este es el riesgo más importante, que se cree una dualidad en la que haya determinadas zonas de la ciudad en la que la educación pública se vea como un gueto. Además corremos el riesgo de que, al ser la única educación que da un papel de integración a inmigrantes y personas con dificultad, haya mucha gente que decida escapar a una supuesta educación más elitista, que en mi opinión no es ni mucho menos mejor.

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