El blanco y el negro son los colores de la Unión Deportiva Salamanca, que actualmente en lo institucional está más cerca del segundo tono que del primero. El club vive uno de sus peores momentos de la campaña y la falta de acuerdo entre la familia Hidalgo y los administradores empieza a ser exageradamente preocupante.

Este jueves existía un encuentro entre las partes y el presidente Alfonso del Arco mediando. Mientras los administradores pedía a los Hidalgo que se hicieran cargo de los gastos, éstos, representados por Antonio Hidalgo, contestaban que había un dinero en caja y otro procedente de la ampliación de capital aún no registrada que se puede usar, algo a lo que se niegan rotundamente Máximo Mayoral y José Luis Simón Moretón.

Por ello, el presidente Del Arco dejaba claro que “yo ya no puedo hacer más, los demás ya no podemos hacer nada más, esto es un callejón sin salida, o se ponen de acuerdo o se acabó, ahora sí que ya no hay más soluciones”.

Los administradores también dejaron claro que el registrador no dará luz verde a la ampliación hasta que el día 18 de junio se apruebe, si se logran los votos suficientes, el convenio con los acreedores y se pueda vislumbrar que la UDS es viable. Eso quiere decir que los Hidalgo no llegarán como máximos accionistas, aunque llevan meses mandando en el club, hasta pasadas unas fechas de ese día, algo con lo que los empresarios salmantinos no contaban.

José María Rozas, asesor jurídico de la UDS, hila fino para presentar el informe concursal en fecha y a partir de ahí parece que la suerte está echada y habrá que ver lo que pasa. El club no moverá ficha porque ni los administradores recurrirían al dinero que hay ni los Hidalgo pondrán un céntimo más, una guerra que pone a la entidad blanquinegra pendiendo de un hilo cada vez más fino.

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