El pasado 16 de enero la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó tres informes sobre el imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam (insecticidas sistémicos neurotóxicos de la familia de los neonicotinoides), confirmando el alto riesgo de estos insecticidas para las abejas melíferas y el resto de los polinizadores. Estos insecticidas se utilizan tanto para el tratamiento de semillas como en pulverización y se comercializan bajo múltiples nombres: Cruiser, Gaucho, Escocet, Poncho, Dantop, Actara, Confidor, etc. A través de la savia, la toxicidad de estos insecticidas invade toda la planta y llega al polen y al néctar de las flores, afectando al sistema nervioso de los insectos polinizadores.

Ante esta situación, el Sector Apícola de COAG pide al Ministro de Agricultura,  Arias Cañete,  un apoyo firme a la propuesta  de la Comisión Europea para la suspensión de estos tres neonicotinoides (imidacloprid, clotianidina y tiametoxam) que el próximo lunes, 29 de abril, se someterá a votación en la Comisión de apelación. Es necesario que los Estados Miembros voten a favor de la suspensión y al mismo tiempo exijan a las empresas multinacionales fabricantes de estas moléculas que pongan con urgencia a disposición de los agricultores  alternativas e instrumentos de lucha contra las plagas. “Es vital avanzar en el desarrollo de una producción agrícola más sostenible y respetuosa con el medio ambiente, pero sin que ello repercuta negativamente en los propios agricultores”, ha apuntado el responsable Apícola de COAG, José Luis González.

 

La Comisión Europea está obligada a aplicar con el conjunto de los Estados Miembros de la UE medidas concretas que eviten el creciente declive de las poblaciones de abejas y otros polinizadores en Europa, una vez probada la toxicidad de los plaguicidas sistémicos neurotóxicos. La inhibición de las instituciones comunitarias ante la amenaza que suponen los neonicotinoides tendría un alto coste para el medio ambiente, el suministro de alimentos y el futuro de la agricultura en la UE. La polinización realizada por las abejas melíferas y el resto de los polinizadores es un servicio insustituible en los cultivos valorado en más de 22.000 millones de euros en Europa.

 

“Todas las medidas de preservación de la cabaña apícola europea que se adopten son fundamentales”, según González, para garantizar que “las abejas melíferas puedan seguir desempeñando su vital contribución”. Los ciudadanos y la sociedad europea no pueden renunciar a su propia seguridad alimentaria, ya que el 84 % de la producción alimentaria depende estrechamente de la polinización desarrollada por las abejas en la agricultura, siendo la “actividad apícola un servicio medioambiental y un bien público estratégico absolutamente complementario con la actividad agrícola  que realizan los profesionales del campo”.
 

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