La escasez de oportunidades laborales, en una provincia donde las listas del paro bajan menos que en el resto de España y la afiliación a la Seguridad Social crece menos, provoca una fuerte emigración. Así lo corroboran las cifras de población publicadas este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), pues durante el primer semestre de este año se marcharon seiscientas personas más de las que llegaron.

En concreto, llegaron a la provincia charra 560 extranjeros, sobre todo jóvenes entre 20 y 34 años procedentes de Europa del Este y de Sudamérica, mientras que se marcharon a otros países 515 salmantinos, sobre todo de 25 a 39 años con destino a la Unión Europea. Es decir, que el flujo migratorio con el extranjero es positivo por primera vez en muchos años.

Sin embargo, es en la emigración interior donde Salamanca pierde una gran cantidad de habitantes. Entre enero y junio llegaron a la provincia charra 1.661 personas procedentes de otras provincias, pero se marcharon 2.323, sobre todo a Madrid y Barcelona, las grandes ciudades y por tanto con más oportunidades laborales. También a Valladolid, Zamora y Cáceres, por aquello de la cercanía con Salamanca.

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