Europa celebraba el pasado 16 de octubre el ?Día Europeo de la Concienciación del Paro Cardíaco?. Una jornada que en nuestro país no se detenía ahí, ya que varias asociaciones y colectivos se han preocupado por extenderla a toda la semana con el objetivo de formar a jóvenes y mayores para ayudar a incrementar la supervivencia en situaciones de paradas cardiorrespiratoria. 

Este año, y bajo el lema ?Los niños salvan vidas?, el Grupo Ambuiberica está trabajando en la provincia de Zamora con diferentes asociaciones, organizaciones e instituciones para ampliar estos talleres hacia varios municipios de la provincia, ya que hasta ahora se impartían únicamente en las grandes urbes. Y es que los organizadores de estos talleres entienden que los ciudadanos que viven en estos pequeños núcleos de población pueden tener problemas para tener acceso rápido al sistema sanitario, y de ahí la importancia de saber cómo reaccionar y lo importante que es actuar rápido, durante los primeros minutos.  

El objetivo es que los más pequeños conozcan las pautas que deben seguir con una mínima formación para realizar este tipo de maniobras que pueden salvar vidas. No obstante, hay que apuntar que en nuestro país mueren 30.000 personas al año de parada cardiaca. Los expertos aseguran que la supervivencia tras un paro cardiaco depende, en gran medida , de que se realicen una serie de acciones encadenadas que pueden llevar a cabo las personas que se encuentran junto a quien ha sufrido el paro cardiaco. Y precisamente estas acciones son las que durante esta semana el Grupo Ambuiberica está desarrollando a lo largo y ancho de la provincia. 

Unos de los últimos talleres los impartía José Manuel Vega, instructor de esta empresa, en el Seminario Menor San Atilano. En total fueron casi setenta jóvenes los que aprendieron la técnica para realizar con efectividad esta maniobra, practicando con muñecos de simulación de un adulto, un niño y un bebé. 

Pero no solo eso, además de esta maniobra que ayuda a incrementar la supervivencia en situaciones en las que una persona entra en una parada cardiorrespiratoria, el instructor José Manuel Vega también aprovechaba la interacción con los más jóvenes para tratar de resolver otro tipo de dudas. Qué hacer si una avispa te pica en la boca (hay que meterse un hielo en la boca), qué hacer si sale sangre de la nariz (hay que incorporarse hacia adelante) o qué hacer si alguien se atraganta y no puede respirar (hay que intentar toser). 

En definitiva, situaciones cotidianas que pueden producirse cuando tan solo un niño está presente y es quien debe prestar la ayuda pertinente. De ahí que por unos minutos, la lección más importante que reciben estos menores no sea la de matemáticas, la de física o la de historia, sino una lección de vida para saber actuar en momentos comprometidos y a veces dramáticos.

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