Toda la noche en la AP-6: “No llevaba cadenas, pero otros coches sí y como si nada, hasta los todoterrenos patinaban”

Olga volvía a Salamanca para su rutina de trabajo, pero se quedó más de 18 horas en el kilómetro 66 de la AP-6

 Nieve AP6 (2)
Nieve AP6 (2)

Olga León ha sido una de las afectadas por el atasco de la AP-6 en dirección Madrid-Salamanca: salió de la capital a las 17 horas del sábado, y no ha llegado hasta las 11:30 de este domingo, pero no a Salamanca, no; a Madrid de nuevo, puesto que los operarios no daban ninguna garantía para el tramo de Ávila-Salamanca.

Ya en el túnel de Guadarrama los carteles indicaban que el kilómetro 52 estaba cortado “pero no te podías parar en medio del túnel, solo podías avanzar”. En el kilómetro 66 se recrudeció la situación de la carretera y Olga tardó una hora para avanzar cinco kilómetros: “sobre las 18:45 no podíamos avanzar más, había un atasco enorme”.

Afirma que en dirección Madrid sí que bajaban coches poco a poco, pero en dirección Salamanca “los operarios decían durante toda la noche que ya venían los de emergencias”, pero hasta las 4 a.m. no llegó la máquina quitanieves. Esta despejó el carril central, y aunque pudieron avanzar un par de vehículos, “se hizo una montaña de nieve a los lados” que provocó que los coches que estaban en esos carriles vieran imposible salir.

En todo esto, Olga explica que a estas alturas ya había coches sin gasolina o sin batería, gente sin agua, e incluso un señor diabético que sufrió un pico de azúcar al que no llevaron la insulina hasta las 11 de la mañana. “Ayudábamos entre todos como podíamos con calcetines térmicos y agua.”

Hasta las 8 de la mañana no vieron algo de movimiento: los operarios de la UME sacaban con palas cada coche, uno a uno, porque se habían quedado más atascados aún, si cabe, debido a la nieve que depositaba a los lados la quitanieves.

Sobre la gestión de la DGT, Olga asegura que “no había ninguna previsión, lo lógico es que las quitanieves trabajaran desde antes, pero no lo tenían controlado”. Aunque también admite la parte de culpa de los conductores, afirma que el error principal fue poner un cartel de alerta: “que corten la carretera directamente, porque no podemos parar un coche en medio de una autopista”.

Olga todavía debe volver a Salamanca, pero se niega a coger el coche; la única solución es viajar en tren porque, aunque con retraso, sí que está llegando a su destino. Eso sí, conseguir plaza es complicado.

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