Del Álamo, convencer al miedo

A tan solo 24 horas de hacer el paseíllo por segunda vez en este San Isidro, Juan del Álamo se sincera en SALAMANCA24HORAS durante un paseo por la Plaza Mayor de Salamanca. 

 Del Álamo, convencer al miedo
Del Álamo, convencer al miedo

Miles de almas pasan cada día por la Plaza Mayor: turistas que disfrutan del monumento y su belleza, trabajadores que apuran el último cigarrillo del descanso o estudiantes con la mente puesta en sus exámenes finales. Pero a las seis de la tarde del miércoles, ha pasado un joven que mañana a esta misma hora, estará de camino a una plaza de toros, un paseo que cambiará el bullicio del ágora salmantino por el silencio de la furgoneta.

En sus gafas se reflejan los arcos de la plaza, sus cristales no permiten ver su mirada, pero se antoja intensa, pensativa y por momentos perdida, salvo si un elefante irrumpe en el paisaje, eso, no deja indiferente a nadie, tampoco a Juan del Álamo. Se te ve muy tranquilo para faltar solo un día para torear en Madrid, Juan se ríe y confiesa, “creo que tú no me los sabes ver, los nervios están siempre ahí, van por dentro ante una cita así”.

El charro ya ha cortado ocho orejas en Madrid, pero nunca dos en una misma tarde. ¿Por qué gusta Juan del Álamo en Madrid? Él lo tiene claro, “creo que es por mi corte clásico, porque doy profundidad en todo lo que hago pero sobre todo porque siempre he ido con la entrega que quieren encontrarse en un torero”.

Creo que gusto en Madrid por mi corte clásico, pero sobre todo porque siempre he ido con entregado

Son casi las siete de la tarde, falta justo un día para que suenen los clarines del miedo para el torero salmantino, ya no hay tiempo para irse hoy a Madrid y de nuevo sonríe y bromea, “las horas que son, me tendré que ir ya mañana”, pero confiesa que es su práctica habitual siendo Madrid, “estando tan cerca, aprovecho todo lo que puedo para estar en casa que es donde más descanso”.

No irá al sorteo, nunca ha ido, salvo una vez, que recuerda, “un día fui a un sorteo en una novillada sin caballos, pero no volví”. ¿Y quién te dice qué toros te han tocado? Todos me dicen cómo son los toros que me han tocado, la cuadrilla, mi apoderado… Todas sus opiniones me valen porque cada uno tiene su punto de vista, pero en lo importante coinciden todos”.

Hasta que no ve al toro salir por la puerta de toriles, no confía, “hasta que no sale y no estás allí, no puedes ir totalmente convencido de que va a embestir. A Madrid debes ir convencido de ti mismo”.Si las cosas salen como se espera, del Álamo estoqueará dos toros de la ganadería de Alcurrucén, una de las triunfadoras del ciclo, “para mí es una ganadería muy importante y en la que tengo mucha fe”.

Un veterano Manuel Jesús ‘El Cid’ y un Adame que se ganó el respeto del público el 27 de mayo en la misma plaza en la que repite el jueves, serán los dos toreros que acompañarán a Juan del Álamo en la que será también su segunda tarde. A pesar de ello, tiene el mismo run run en la cabeza, “los días previos se nota más la responsabilidad y la presión te hace estar intranquilo, pero son nervios necesarios”.

A la plaza me gusta ir concentrado, tragando saliva. Si en ese momento no sientes miedo, es porque no vas los suficientemente responsabilizado

Y Juan es de los toreros que no come antes de torear, sale a tomar el aire por Madrid antes de vestirse de luces. ¿Y la siesta? “La siesta la intento siempre pero la consigo pocas veces”, incapaz de evitarlo, Juan se ríe, las risas previas a la seriedad que lo envolverá todo. Rezar, encomendarse a Dios, eso es lo último que hace el torero antes de salir de su habitación de camino al hotel, y si se puede, confiesa, con el pie derecho. En la furgoneta de Juan del Álamo reina el silencio, “me gusta ir concentrado, tragando saliva, porque si en ese momento no sientes miedo, es que no vas responsabilizado ni metido en la tarde como deberías”.

"Creo que el triunfo es de uno mismo, suena un poco egoísta pero es así, cuando se pasa mal y no llegan los triunfos estás solo y eres tú el que lo asimilas". Pero de conseguirlo, Juan pierde ese egoísmo y reconoce que ha soñado con dedicarle un triunfo en una plaza como Madrid a su familia y amigos, “son ellos los que han estado en los buenos y en los malos momentos”.

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