La cogida de José Luis López 'Lipi' y la calidad del cuarto novillo de Antonio Palla han sido las notas más destacadas del festejo celebrado esta tarde en Las Ventas, primero de los programados por Taurodelta tras las ferias de primavera. Fue tarde novilleril en la actitud de los tres actuantes, pues tanto Javier Jiménez como Damián Castaño sufrieron sendas volteretas fruto de su empeño. El debutante Jesús Duque también enseñó sus ganas por abrirse paso, incluso tuvo una tímida petición de oreja. Escuchó la única ovación de la tarde, según informa www.mundotoro.com.  
 
El segundo cogió al banderillero José Luis López Lipi al sacar al animal del peto. El lidiador de Javier Jimenez ingresó en la enfermería con una cornada a la altura del tercio medio del muslo derecho. También el torero de Espartinas fue alcanzado al iniciar faena con un péndulo en los medios. Una vez repuesto volvio a la cara del ejemplar de Palla para hilvanar un trasteo pródigo en pases, a un novillo noble pero sin profundidad en su embestida. El quinto resultó deslucido pues a su falta de raza aunó además falta de calidad en sus embestidas. El torero de Espartinas hizo un esfuerzo muleta en mano que no refrendó con los aceros.
 
Descladado y abanto, el animal que abrió plaza propició una lidia deslucida. En el último tercio, aunque obediente, al ejemplar de Domínguez Camacho le faltó raza. Castaño mostró sus ganas en una labor plena de decisión, en la que se sobrepuso a una fea voltereta en los inicios y ligó con determinación sobre el pitón derecho hasta que el novillo se apagó. Falló con estoque y descabello. El cuarto de Palla, fue extraordinario, pues además de gran calidad, acometió con transmisión a la muleta de Castaño, que quiso mucho de nuevo. El público valoró sus ganas y de haber manejado con tino los aceros le hubieran pedido trofeo del animal que tuvo enfrente.   
 
Al tercero le sobró bondad y le faltó fuerza. Jesús Duque instrumentó una labor presidida por la voluntad y la ligazón, cualidades que le sirvieron al debutante para conectar con el público asistente, que le pidió el trofeo de forma minoritaria. Saludó tras no atender el palco la petición. El sexto fue devuelto y en su lugar salió un sobrero de La Campana, serio y hechurado, noble pero muy parado. La voluntad de Jesús Duque no fue suficiente para que su labor cobrara altura. 

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