Plaza de toros de Las Ventas. Corrida del Domingo de Ramos. Un tercio de entrada. Toros de Torrestrella y Torrealta (4º y 6º). Diego Urdiales, silencio tras aviso y silencio tras dos avisos; Eduardo Gallo, ovación tras aviso y ovación y Antonio Nazaré, vuelta al ruedo y silencio.
 
Así lo narraba www.mundotoro.com: "Eduardo Gallo tampoco había dejado resquicio para que la Troika le ‘quitase’ de la cuenta del crédito. Entendió al segundo, que mostró su movilidad ya en banderillas. Fue una movilidad no del todo entregada, pero útil. El salmantino, muy encajado, le dio la distancia justa, que era la media, y lo toreó sobre la derecha como se torea bien: dejándola puesta, bajando la mano, ligándolos y llevándolos atrás. El toro la siguió con su clase y su celo. Tres tandas de nota alta y una sobresaliente. De añadir crédito a la cuenta, ahora que todos andan locos por sacarlo para que no se lo manguen. Cuando el toro se vino a menos, piso terrenos más del toro y puso el colofón firme que correspondía. Pero si la Troika no metió mano; la metió la espada. El fallo a la hora de matar le birló la oreja. Quiso recuperarla con el quinto, pero éste era otra cosa: noble, desclasadito, poco entregado. Lo intentó y esta vez metió la espada a la primera".

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