Buen debut en la encerrona con Miura de Javier Castaño quien desorejó a su primer oponente. Castaño rayó a buen nivel sobre todo en la primera parte de la corrida y formó un auténtico alboroto en el Coliseo de Nimes. Un showman que gestionó perfectamente el guión de la tarde y logró cortar un total de cinco orejas abriendo la Puerta de los Cónsules. No faltó repertorio, con un gran tercio de varas en el tercero, un Miura de vuelta al ruedo; una cuadrilla perfectamente organizada y la utilización de una silla para comenzar faena en el quinto. Los toros de Miura, manejables, sobre todo los tres primeros, ofrecieron un gran espectáculo donde el público disfrutó, informa mundotoro.com

Muy seguro de sí mismo el torero en todo momento, fue capaz de improvisar con un toro noble y totalmente en el tipo de Miura. Lo mató a unos veinte metros de distancia pegándole un estoconazo y cortando las dos primeras orejas. Cortó otra oreja del segundo bonancible. Un toro de Miura que le permitió torear despacio y largo como si de otro encaste se tratase, pero en banderilla el toro recordó que era un Miura y cogió aparatosamente a Javier Rodriguez afortunadamente sin consecuencias.

En el tercero, con una complicidad absoluta con su cuadrilla armó un auténtico lío en el tercio de varas. Se picó el bravo toro de Miura colocado el caballo en el ruedo debajo de la Presidencia y el toro en la puerta de chiqueros a una distancia de 60 0 70 metros. Se arrancó el toro tres veces levantando a todo el público del Coliseo de sus asientos. Luego el toro fue más 'miura' y aunque no fue tan fácil como los dos primeros Castaño elaboró una faena y matándolo bien, cortó otra oreja.

A partir del cuarto salieron unos auténticos miuras que dieron menos posibilidades de adornarse al torero. Sin embargo siguió igual de valiente y templado y hasta le sirvieron los malos. En el quinto siguieron calentando al público El Chano, Raúl Blázquez y David Adalid, como como lo habían hehco en los toros anteriores, intercambiaron palos con una ejecución espectacular sobre todo por parte de Chano y Adalid. En el quinto con la tarde ya un poco cuesta arriba Castaño empezó su faena sentado en una silla pero no le dio facilidades el burel. Lo intentó por ambos pitones sin alcanzar grandes cuotas pero siemrpe apostando de verdad llevando a cabo un toreo de cercanía emotivo que caló hondo en los tendidos. Muy mermado de facultades el torero abrevió en el sexto, el más pesado de la tarde que le ofreció pocas posibilidades.

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