Plaza de toros de Pamplona. Quinta de San Fermín. Lleno habitual. Toros de Victoriano del Río, muy serios, ofensivos, de buen juego salvo el segundo, áspero y brusco. El quinto de nombre 'Español', premiado con la vuelta al ruedo. Juan José Padilla, silencio y silencio; Iván Fandiño, oreja y dos orejas; y Juan del Álamo, silencio en ambos.

Según recoge www.mundotoro.com, "el primero de Juan del Álamo fue un pavo. Astifino, de pitón blanco, veleto pero enseñando las palas, no se entregó mucho de salida pero ya empujó en un gran puyazo de Óscar Bernal. Del Álamo lo rompió para delante en unos toreros doblones de inicio y, después de la segunda serie, más redonda y conseguida, arrancó la música. Sin embargo, se cambió el salmantino la muleta de mano y la faena bajó. El toro pidió ser enganchado por delante porque de lo contrario se violentaba y la medicina la recetó el torero con irregular precisión. Más claro y fácil el feo y bizco sexto, que incluso embistió por fuera, abriéndose de los vuelos, y permitió al torero lucirse en alguna serie compuesta con la mano derecha, aunque fue de rodillas como acabó calentando al público que volvió a enfriarse con su fallo a espadas".

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